Contra natura
El león la observa agazapado. La gacela calma su sed en el río. De un salto, la poderosa melena irrumpe por sorpresa. Los dos animales quedan irremediablemente presos en una red de amor abominable. Unos meses después, una nueva especie luchará por sobrevivir en la dura vida de la sabana.
Los naturalistas ya están en el estudio de tan fabuloso animal, la gacela leonada, de todas formas, no es primer caso, ya existe el tigrón, los mulos, el perro lobo, el oso hormiguero, la trucha asalmonada, trucha arcoíris, aunque de los tres últimos tengo mis dudas.
ResponderEliminarEnhorabuena por el relato lleno de imaginación y buen hacer
Estoy fijándome y no veo que se haya publicado la respuesta que te escribí, Irreverente...¿Se habrá ocultado entre las 50 palabras? En todo caso, te dije que me habías inspirado un seudónimo para mi yo escritor: la gacela leonada😊 Muchas gracias por tu comentario y un fuerte abrazo desde la sabana.
EliminarSorprendente Aurora. Corto e intenso como un buen café.
ResponderEliminar¡Muchas gracias! En estos parajes literarios lo bueno o regular siempre es breve, 50 palabras ni más ni menos, pero intenso. Un fuerte abrazo.
EliminarUn nuevo animal poblará la sabana, fruto del encuentro amoroso del depredador y la víctima. El amor es caprichoso, nos sorprende cuando menos lo esperamos y no hay criatura que sepa resistirse.
ResponderEliminarUn micro muy bonito y muy original, Aurora. Besos.
¡Muchas gracias por tus palabras, Carmen! El amor está donde menos te lo esperas. A veces te sorprende. No lo ves llegar. Un fuerte abrazo.
EliminarHola Aurora, si la ley de la selva consistía en que los animales se comían unos a otros, en esta historia nos presentas una nueva acepción del verbo comer, quizá más... romántica?. Me encantan los animalitos, así a su aire, sin ataduras físicas ni morales. Un cuento muy bien contado. Abrazos!
ResponderEliminar¡Muchas gracias por tu comentario, Pepe! Hay que lanzarse a por todas, aunque lleves una gran melena , rujas y tu amada pese 100 kg menos que tú. Nimiedades sin importancia. ¡Un fuerte abrazo!
EliminarPues me has trasladado al escenario del relato. Me imagino esa danza de seducción entre diferentes especies. Y no se por qué , pero mi pensamiento se va hacia los humanos y la necesidad de ser ciudadanos del mundo y aceptar....aceptar que no todos somos iguales.
ResponderEliminarUn saludito Aurora.
Hola Pilar, pues sí. El mismo problema de aceptación y adaptación se da en un caso que en el otro. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuy original tu relato Aurora. Otra manera de ver el mundo mucho menos sangrienta y más atractiva para la conservación de especies que parece que se van extinguiendo, aunque en el tuyo con otras características. Enhorabuena.
ResponderEliminarMe alegra que te guste, María Luisa. A pesar de lo dura que es la naturaleza, he intentado mirarla de manera positiva y amorosa. Un fuerte abrazo.
EliminarYa me imagino al nuevo animal dando gráciles saltos entre los matojos de la sabana con su melena botando arriba y abajo cual rockero balanceándose sobre su guitarra.
ResponderEliminarHabrá que vigilar a ese león, no vaya a disparar la biodiversidad por los ríos de África.
Estupendo relato, Aurora, además de original y divertido.
Un abrazo.
Muchas gracias Antonio, ¡menuda la que han liado esta grácil gacela y este fornido león! Pero es que su atracción era irresistible. Un abrazo fuerte y un suave rugido.
EliminarEl amor es ciego! Quizás sea esa la cause de la existencia de tantaos cientos de especies en el planeta. Jajaja!
ResponderEliminarQuizás el león Thomson o leo gacelatus sea el fruto de aquella unión.
Muy bueno tu relato.
Mancantao!
¡Muchas gracias, Isidro! Vamos a repoblar el planeta de nuevas especies. Hay muchas posibilidades. Love is in the air! Un abrazo.
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