Crónicas de Medusa I
Tantas preocupaciones tenía en su trabajo, como Medusa serpientes en su cabeza. No era menos la carga que soportaba el basilisco, siempre con su carácter por bandera. Hasta que ambos se miraron fijamente sin convertirse en piedra y supieron que su relación laboral debía de llegar a su fin indefectiblemente.
Escrito por Carmen Gallego
Buen relato. Será lo mejor, un cambio de aires, sobre todo si en el puesto laboral hay mas penas que alegrías. Nos acomodamos y rechazamos los cambios pero es el sino de esta vida el cambio permanente en todos los sentidos.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias por tu comentario, muy sabio por cierto, intuyo "hermano" que has debido de verte en la situación de Medusa. A veces aunque no queramos verlo, es así, hay que cambiar para avanzar y no quedarse petrificado.
ResponderEliminarUn saludo