Desencajadas
La encontré tirada, sucia y con raspones. Parecía querer esconderse, pero me agaché para recogerla y la limpié frotándola despacio. Con su débil bracito romo señalaba al cercano contenedor de papel. Me asomé aprisa. Apiñadas en el fondo, otras dos mil novecientas noventa y nueve asustadas piezas me miraban aliviadas.
¡Oh, que gran pecado! Pobre y asustado puzzle. Menos mal que lo rescataste.
ResponderEliminarAlgo que en algún momento fue importante para nosotros y que pasado ese tiempo y utilidad, es desechado (ya sea animado o inanimado)
Buen micro, Álvaro.
Cuánta razón tienes, María. Un cordial saludo.
Eliminar¡Por favor! ¡Menos mal que pasaste por ahí! No sabes qué penilla me han dado todas esas piezas asustaditas. :-( Les has dado la vida que casi pierden. Bravo. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarSaludos.
Si, fue una surte que pasara antes de que el camion vaciara el contenedor... Gracias Nuria, saludos cordiales.
Eliminar