En attendant l'ordre
A derecha veo cadáveres y hombres moribundos sobre charcos de sangre. A izquierda, apenas distingo los rostros sollozantes de mis paisanos aterrados y avergonzados por su miedo. Ante mí, la noche, un farol y un cobarde pelotón apuntando con sus fusiles. Levanto mis brazos. El rojo teñirá mi camisa blanca.
Un micro impresionante y qué bien dibujado lo que sucede allí, lo que va a suceder, y el clima, el clima humano quiero decir. Otro de esos momentos espeluznantes (a los que con motivo de mi micro aludía ayer), donde la persona a punto de morir se supone que preferiría haber perdido para entonces la conciencia. Para no saber lo que está pasando y, sobre todo, lo que la fatalidad va a hacer que le pase de inmediato.
ResponderEliminarQué bien has reflejado, Isidro, ese tránsito a punto de producirse en la sustitución entrevista en la camisa del blanco al rojo. Creo que es un estupendo relato.
Un saludo!
Siempre me ha impresionado este cuadro por su crudeza y por su perfecta narración de una historia. Se explica lo que ha sucedido mediante los cadáveres y moribundos en primer plano (pasado), al fondo los paisanos que van a correr la misma suerte (futuro) y en el centro el que ya está esperando la orden -en francés- de ¡fuego! que acabará con el momento fugaz (presente), resaltado por el blanco inmaculado de su camisa. Alumbrado por un solo farol, tras el que se esconde un uniformado pelotón hostil, de rostros anónimos, cobardes o quizás avergonzados, escondidos tras los fusiles. Todo buscando el anonimato y la oscuridad de la noche.
Eliminar¿¡Se puede ser más genial!?
¡Grande Goya!
Muchas gracias por tu comentario, Carmelo.
Un fuerte abrazo.
Isidro, el famoso cuadro siempre me ha impresionado, es de una expresividad y crudeza únicas. Pero no lo había contemplado con las interesantes claves temporales que tu comentario aporta. ¡Muchas gracias!
EliminarTriste y muy real. Un retrato de otra época que marcaría para siempre a una sociedad.
ResponderEliminarMe gusta mucho tu relato con todo el simbolismo que conlleva.
Un cordial saludo, Isidro
Me alegra que te haya gustado el relato.
EliminarMuchas gracias, Pilar, por leer y comentar.
Un abrazo.
Este relato agudiza todavía más la sensación de horror que produce el cuadro de don Francisco. Se oyen los murmullos, se huele la pólvora, salpica el rojo de la camisa y se para la respiración esperando esa orden que sabemos que va a llegar.
ResponderEliminarEnhorabuena, Isidro. ¡Relatazo!
Para ti, jazmines en el pelo, rosas en la cara y la flor de la canela para que te la pongas en el ojal. Hala.
Déjame, que te cuente "mi maña", déjame que te diga la gloria,
Eliminardel ensueño, que evoca la memoria, del viejo puente,
del río, y la alameda"
¡Qué preciosa canción que me has evocado y dedicado! Me la voy a escuchar ahora mismo!
Gracias, Patri. has visto que lo de limeña, es fácil sustituir por "mi maña", jejeje!
Algún día la cantaremos juntos. oK?
Un abrazo, mañica.
Soberbia pincela de cincuenta palabras, Isidro. Enhorabuena.
ResponderEliminarCreo que el cuadro merece más de cincuenta palabras, pero como bien dices, se trata de dar una pincelada y sólo una, pues dar más, sería pretencioso (y vergonzoso en mi caso) cuando tratas ante un genio como el Sr. Goya.
EliminarMil gracias, Manuel.
Un abrazo.
Observar el famoso cuadro desde dentro, vivir el horror de la matanza, esperar la orden del enemigo para que continúen los fusilamientos e identificarse con el personaje central que alza los brazos y atrae la mirada de los espectadores en el Museo del Prado...
ResponderEliminarUna pintura vivida, un ejemplo artístico soberbio de la atrocidad de las guerras.
Magnifique, mon ami! Un fuerte abrazo.
Es lo bueno de la escritura, que puedes entrar y salir de un cuadro, en un personaje vivo o no, en una situación real o inventada o incluso saber si las florecillas del camposanto están llorando cuando las mueve el viento.
EliminarPor eso me gusta escribir.
Un fuerte abrazo, querida amiga.
Has cogido la pintura del dos de mayo, y la has convertido en palabras, en relato ... Y con solo 50 te ha bastado para darle forma
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un saludo Isidro.
Pues me alegro mucho de que te haya gustado. Es mi mejor premio.
EliminarUn abrazo, flojito para no dañar a tu bebé que esperáis y esperamos todos tus amigos. Ya sé que tú estás más impaciente. jejeje!
Parafraseando a Gabriel García Márquez, nos dejas, estimado Isidro, a un cronista de resonancias goyescas que anuncia su propia muerte. El narrador intenta exponer con objetividad el horror de la escena, como lo haría un corresponsal de guerra, pero, al final, el ser humano que se halla detrás del relato, como no podía ser de otra manera, emite un juicio de valor sobre los verdugos, poniendo de manifiesto la cobardía de los mismos. La historia, dicen, la escriben las vencedores. La verdad, sin embargo, reside en el sufrimiento de los hombres y en el corazón del artista.
ResponderEliminarAbrazo.
Abrazo, Isidro.
Un placer, amigo Carles, tenerte de nuevo entre nosotros, esta familia cincuentista que te hemos echado de menos.
EliminarNo te vuelvas a ir.
Un abrazo y gracias mil por leer y comentar.
Creas la atmósfera perfecta para el desenlace dramático que avanzas en el final. Para ser leído en voz alta al lado del cuadro. Enhorabuena, Isidro.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias, Josep María, por leer y comentar. Me agrada que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo.
Impresionante, Isidro. El horror del fusilamiento narrado en primera persona. Eres un maestro. Enhorabuena y suerte
ResponderEliminarEs lo bueno de escribir ficción, que sales y entras en los personajes, de la historia... Lo importante para mí es que lo entienda y lo sienta usted (el lector).
ResponderEliminarMuchas gracias Sr. o Sra. Anónimo.
Un saludo.
En francés, sirio, inglés, chino, ruso... español... en tantas lenguas se ha pintado ese cuadro que se hace inolvidable. Como inolvidable se queda para nosotros la descripción de las últimas sensaciones y percepciones de tu personaje. Gracias por escribirlo.
ResponderEliminarIntentando ser objetivo y eliminando, por tanto, la pasión de compatriota, creo que se trata de una pintura que bien puede estar entre los diez mejores cuadros del mundo desde Altamira hasta ahora si nos atenemos a los conceptos pictóricos y artísticos por el color, composición escénica, fotografía, narrativa...
EliminarBueno, que me enrollo.
Muchas gracias, Salvador, por leer y comentar. Me alegro que te haya aportado algo.
Un fuerte abrazo.
Miedo a izquierda y derecha, y muerte por todas partes, pero nada como meterse en la piel de quién va a ser ejecutado para sentir su propia desesperación; aunque quizá también sirva para ello observar el cuadro con la mirada sensible del autor de este relato.
ResponderEliminarEnhorabuena, Isidro. Gran fuerza la de esta narración.
Un abrazo y hasta pronto.
Gracias Quique por leer y comentar. Ya nos vemos y nos volvemos juntos como siempre, jejeje!
EliminarUn abrazo.
Uff... Miedo y tristeza. Mucha tristeza, por todo. Muy bueno, Isidro. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Sonia. Un abrazo.
EliminarVeo el cuadro pintado con palabras. Los tres puntos cardinales de una época en la que, una vez más, el pueblo fue el gran protagonista.
ResponderEliminarYo te concedería el goya al mejor guión pintado.
Un abrazo.
Gracias por ese Goya. Mañana te lo muestro. Jajaja!
EliminarUn abrazo, maestro Bolant.
Acabo de disfrutar de su relato. Me he sentido transportado al Infierno de Dante en estas benditas cincuenta palabras. Gracias por este viaje.
ResponderEliminarUn cordial saludo, Isidro.
Me agrada que te haya gustado. Eso ya es para mí un premio.
EliminarUn abrazo, Manuel.