Humectación de las palabras
Tomé sus piernas y ella las abrió. Me pidió platicarle, así le hablé a la flor: deletreando una poesía, susurrándole mi pasión, diciendo lentamente cada letra del abecedario.
La flor se abrió y se humectó de ambrosía.
Esa es la mejor conversación y el mejor poema que alberga mi interior.
La flor se abrió y se humectó de ambrosía.
Esa es la mejor conversación y el mejor poema que alberga mi interior.
Wow! Muy bien por tu microtexto erótico. Felicidades!!!
ResponderEliminarLo bueno, si breve, dos veces bueno. ¡Enhorabuena!
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