La forma del agua
Es la hora de la comida y el carcelero se acerca. Los cautivos no tienen noción del tiempo en su encierro.
Se mueven nerviosos. No hay salida.
Algunos han desaparecido sin dejar rastro.
Sobreviven entre cuatro paredes de cristal. Y ahí, en esa líquida cárcel, ni las burbujas son libres.
Se mueven nerviosos. No hay salida.
Algunos han desaparecido sin dejar rastro.
Sobreviven entre cuatro paredes de cristal. Y ahí, en esa líquida cárcel, ni las burbujas son libres.
Sobrecoge la presencia del carcelero entrevista entre cristales y subrayada por esa sensación profunda y trágica de seres privados de libertad a merced de sus prisioneros. Más allá de los cristales de la pecera, el micro se convierte en una poderosa metáfora. Enhorabuena, María. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Manuel. Es así, no lo saben, no son libres. En la otra cara de la metáfora pasa lo contrario.
EliminarUn saludo. Feliz semana.
Un relato muy visual que nos invita a reflexionar sobre la vida de otras especies.
ResponderEliminarMe encanta como describes ese mundo acuático privado de libertad.
Un cordial saludo, María.
Gracias, Pilar. Si, lo tenemos tan normalizado que ni cuenta nos damos de que somos "carceleros".
EliminarUn saludo afectuoso.
Llamamos muerte a la vida al otro lado, aunque éste sea el otro lado de un cristal. Quien afirme que no existen los zombis es que nunca han contemplado a un ser cautivo.
ResponderEliminarUna buena historia con una gran carga visual. Felicidades.
Un abrazo, María.
Me has dejado una imagen impactante, cargada de razón.
EliminarGracias, Antonio. Un abrazo.
Tal vez los peces no tengan conciencia de su prisión, al menos los que ya nacieron en cautividad y por lo tanto solo conocen el mundo encerrado entre sus cristales, puede que a nosotros nos pase lo mismo que no nos demos cuenta de la prisión en la que estamos, quizá no delimitada por cuatro cristales, sino por obligaciones absurdas, leyes injustas…
ResponderEliminarEstupendo relato para reflexionar.
Nos leemos
Puede, y puede que sólo nos demos cuenta cuando nos remueven el agua. Pero pasado el susto, volvemos a lo mismo.
EliminarUn saludo. Nos leemos.
Hermosa metáfora de la condición humana en tantas sociedades a lo largo de la Historia. Como peces, burbujeamos en cárceles de las que no somos conscientes, pero nos vigilan nuestros cancerberos.
ResponderEliminarExcelente invitación a la reflexión, María. Besos.
Gracias, Carmen.
EliminarComo los peces, nuestra memoria a veces es corta. Y caemos en lo mismo.
Un abrazo