No llamen
De nada sirve que llamen a su timbre con vigor. No está ni para jóvenes que se afanan en aligerar sus facturas, ni para escuchar el evangelio de quienes quieren salvar su alma inmortal.
Tumbado, sus ojos fijos en el techo ignoran ya las grietas que le perturbaban en vida.
Tumbado, sus ojos fijos en el techo ignoran ya las grietas que le perturbaban en vida.
Paso a "mejor" vida sin que nadie lo supiese.
ResponderEliminarNo está para nadie. La mejor descripción de esa soledad en la que se encuentra demasiada gente hoy.
Un micro critico y que nos lleva a pensar.
Un saludo, Manuel.
Muchísimas gracias, María.
EliminarSobrecoge, Manuel, el estado de ausencia vital del protagonista. Magnífico desarrollo del relato que desde el título interpela directamente a lo más profundo del lector.
ResponderEliminarSaludos y enhorabuena.
Agradezco mucho tu comentario, es muy amable. Me encanta que el relato llegue a emocionar de este modo.
EliminarUn afectuoso saludo, Manuel.
Manuel, excelente el desarrollo de tu micro, en el que la primera parte, con un par de pinceladas, cuentan la vida que soportaba el protagonista, y con otra pincelada magistral, cuenta hasta dónde ha llegado, sin apuntar si es de manera voluntaria o no, esa vida de sufrimiento.
ResponderEliminarYo llamo a tu puerta para darte la enhorabuena.
Un abrazo.
Pablo
Respondo a mi puerta con todo mi agradecimiento.
EliminarSaludos, Pablo.
Una historia desoladora, una vida marcada por la miseria, una muerte en el más absoluto aislamiento. Se repiten, por desgracia, estas situaciones en la sociedad actual.
ResponderEliminarMagnífico el micro, Manuel. Un abrazo.
Aislamiento, desolación y finales crueles son ciertamente historias reales. Ello hace de los micros un recurso magnífico para enfrentar la cotidianeidad.
EliminarMuchísimas gracias, Carmen