Paisaje
Ya no hace falta que vengas cuando llueve. Ya no. Las gotas en los vidrios son pequeños ríos que dibujan un paisaje de luz.
Descubro en el viento la promesa que no tuve, disfruto de tu ausencia, me abarca un tiempo nuevo, gozo con la lluvia, y no hace falta.
Según creo, en este relato, Margarita, nos recuerdas todo eso que dibujas en tu "paisaje" psicológico.
ResponderEliminarCómo ayuda en la aflicción conectar con la naturaleza, con su belleza rampante: en la lluvia amable y juguetona en los cristales, a los que bellamente (a lo G.G.M.) llamas "vidrios", la luz, el viento...
Cómo ayuda, digo, quererse a sí mismo y así asumir la soledad.
Cómo la soledad, entonces, deja de ser algo impuesto y muy ácido.
Cómo, al fin, "ya no hace falta", no haces falta tú, ni nadie es ya para mí imprescindible.
Creo que se nota que me ha gustado tu relato.
Un saludo!
Sí que me has entendido, Carmelo.
EliminarCon certeza reflejas en tu mensaje que estás metido detrás de tus "cristales" para entender mis "vidrios".
Te saluda. Margarita
La melancolía es una enredadera que hunde sus raíces en el pasado y expande sus hojas en el presente, tiñéndolo de un verde oscuro pesar que oculta el sol y absorbe la lluvia, impidiendo que nos llegue a mojar. Ya sea porque es bueno ver brillar el sol, ya sea porque el agua limpia y da vida, a veces conviene hacerse con unas buenas tijeras y podar la mala hiedra.
ResponderEliminarPrecisos relato, Margarita.
Saludos cordiales.
Una vez más sobrevuela el Ave Fénix y aleja la grisura.
EliminarGracias por tu sentida nota.
Mi mejor saludo. Margarita
No sé si le hablas a la tristeza, o si le hablas al sol, o si le hablas a un desamor... Pero suena tan bonito como esa ventana llorando lágrimas de lluvia y tu reflejo en ella.
ResponderEliminarUn abrazo Margarita,
Raquel, agradezco con emoción tus acertadas palabras. Hay un poco de todo en la vida. Gracias otra vez. Te abraza Margarita
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