Contrastes
Horas muertas aposentadas en el rostro de un tiempo disipado. Todos los relojes se detienen en las doce de la noche. Fuera, la vida sangra su locuacidad de vino y verbena. Aquellas ventanas jamás volverán a abrirse. Mientras, continúa la algarabía, ajena a la muerte injusta que rompe el silencio.
Me recuerda un episodio de mi infancia que me marcó durante semanas. Tendría diez años. Un familiar de Miriam, mi amiga, huía de la vida mientras ambas, ajenas a todo, batíamos palmas al ritmo de la música y a escasos metros de su casa. ¡Cuánto tiempo miré para aquellas ventanas! Contrastes, sin duda. Enhorabuena, María José. Reflexivo, poètico... como tú eres.¡Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias, querida Loli. Parece que me he basado en tu anécdota, sin conocerla. Hace muchos años, en una situación muy dolorosa para mí, alguien me dijo "la mitad del mundo se ríe de la otra mitad" y me llegó muy adentro dicha frase. Unas personas ríen, mientras otras lloran y, cuando las situaciones cambian, se trastocan los papeles. Nuestras vidas están repletas de contrastes. Otro gran abrazo para ti.
EliminarCon unas frases muy líricas nos traes un trocito de realidad, llena como está de contrastes. Alguien que para su reloj mientras otros se divierten, o mientras otros llegan a la vida.
ResponderEliminarEncontramos en tus frases palabras bellamente enlazadas, dejando una musicalidad flotando en el ambiente que hace releer con gusto el texto (...la muerte injusta que rompe el silencio).
Un beso.
Muchas gracias, Carme. Me hace sentir bien saber que personas como tú valorais la musicalidad de mi micro. En mi poesía busco "descaradamente" ese efecto, porque amo a la música, desde mi más tierna infancia.
EliminarBesos para ti, también.
La vida no se detiene en su avance imparable, aunque hay momentos en los que parece que todo se tambalea, dominados por un dolor intenso, pero nunca son unánimes, cada cual tiene los suyos. Resulta un contraste enorme que en un mismo espacio reducido puedan convivir realidades opuestas. El mundo siempre es el mismo, somos nosotros, con nuestros sentimientos, vivencias y circunstancias, quienes lo percibimos de una manera o de otra según él momento. Así de complicados somos, también así de fascinantes. Todos tenemos anécdotas que contar en este sentido, seguro. Cuando mi madre estuvo en el hospital, y después, en su velatorio, me chocaba ver que no todos los presentes compartían mi dolor, por mucho que me dieran el pésame, hasta había risas que, como poco, me dejaron perplejo entonces. Luego comprendí que en otras muchas ocasiones yo había actuado como esos que reían, seguro que sin malicia ni darme cuenta, como ellos.
ResponderEliminarEmotivo relato, bien titulado y narrado con tu sensibilidad poética, que es un don.
Un abrazo, María Jesús
Veo que mi nombre se te sigue resistiendo, ja, ja, ja. Pues sí, Ángel, la vida está llena de contrastes. Te cuento una anécdota: el día que enterramos a nuestro padre, el más doloroso para mí, que era muy joven, nos reunimos todos los hermanos, algo que no ocurría desde nuestra infancia. Pues, esa misma noche, contando anécdotas de nuestro padre, soltamos carcajadas tan fuertes que, si nos oyeran los vecinos, creerían que celebrábamos su muerte. Esta es una muestra más de lo que hablamos.
EliminarGracias por tus piropos a mi escritura.
Un abrazo sólido.
María José
Mil perdones por hacer de nuevo y de forma inconsciente un mix con tu nombre y el de Jesús.
EliminarAbrazos sólidos
Sabes bien, Ángel, que Jesús y yo somos uno. Por eso no me extraña que te confundas, jajaja. Besos y abrazos, amigo.
EliminarComo siempre, muy fan de tus relatos. Nos haces ver aqui el contrapunto de un mismo momento en distinto lugar. Mientras unos ríen, otros lloran. Es el destino de la humanidad.
ResponderEliminarUn beso, compañera
Muchas gracias, Pili, por tus amables palabras. Me encanta saber que te gustan mis relatos, aunque, sinceramente, hay algunos mejores que otros, como nos ocurre a todos los que nos atrevemos a escribir. Un placer tener compañeras de letras como tú.
EliminarUn abrazo líquido y sólido.
Me gusta tu prosa poética, María José. Consigues el objetivo que marcas con el título. El lector lee y siente los contrastes. El tiempo se detiene en plena noche, pero la vida sigue de verbena. La muerte injusta coexiste con la algarabía. Contrastes a veces dramáticos, como la convulsa dinámica de nuestro mundo. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí, Josep Maria, lo expresas de manera magistral. Tú sabes mucho de vida y de muerte, de lo que causa dolor y del saber aprovechar los momentos buenos.
EliminarGracias y un abrazo de vida.
Que bonito escribes María José.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eres un amor, Raquel. Vas a ser una mamá fantástica (por buena e imaginativa, jaja). Otro abrazo cargado de cariño para ti.
Eliminar¡Qué bonito lenguaje, María José!. Me has hecho disfrutar un montón con esa frase de la "vida sangra su locuacidad de vino y verbena". Lo recordaré siempre.
ResponderEliminarSuerte y un besito virtual.
Muchísimas gracias, María Jesús. ¿Qué puede haber más gratificante para una aspirante a escritora como yo que una lectora atenta como tú se enamore de una de sus frases?
EliminarUn placer. Abrazos.
La poesía en noches de verbena y ventanas cerradas, en un vaivén de alma y cuerpos que grita la cadencia sigilosa del final de la muerte de la vida.
ResponderEliminarArropar de poesía 50 palabras es mostrar desnudo un relato impecablemente vestido.
Enhorabuena, Mª José, por llenar de matices tus historias.
Un beso muy fuerte.
Querido Antonio, la poesía está en todo lo que nos rodea y nos completa. Cada día que pasa me gusta más poetizar. ¡Hasta me he atrevido a crear un poemario! Siempre he tenido presente que el microrrelato tiene una de sus fuentes originarias en el poema. Por eso, en algunas ocasiones, trato de conjugar ambos géneros. Gracias por tus palabras de poeta, que tanto me llenan. Abrazos y besos para ti.
ResponderEliminar