Crónicas de Medusa II
Ese día el basilisco tenía los papeles encima de la mesa, esperando una firma que desatara los lazos que lo unían a Medusa. Estaban ya ambos hartos de que poco a poco sus almas se deshicieran como arcilla con la lluvia. Firmaron, y con dolor emprendieron caminos diferentes sin mirarse.
Escrito por Carmen Gallego
Parecía claro que su relación no tenía ningún sentido desde que se miraron sin convertirse en piedra, pero aún así se separaron sin mirarse por si acaso, y es que hay miradas que matan.
ResponderEliminarUn abrazo Carmen
A veces sabemos las cosas y no queremos verlas, al igual que nuestros protagonistas, no cruzan sus miradas. Un abrazo amigo y felices fiestas
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ResponderEliminarCuando el mal se escinde todos salimos ganando. Una vida que se vive en contra de otras, que la sostiene el odio y el resentimiento, deja el alma embarrada a merced de la lluvia, como tan líricamente describes.
ResponderEliminarA veces, vivimos una vida mitológica sin saberlo, cargando con resentimientos y culpas que nos hacen actuar como a medusa; convirtiendo en piedra la existencia ajena a costa de empequeñecer la propia.
Me ha gustado mucho tu relato, Carmen; tiene alma.
Un abrazo.