Feliz día de los difuntos
El camposanto amaneció con frenética actividad. Como cada año, moradores de tumbas, nichos y egregios panteones recibieron el día entre flores, cubos de agua y cal. Esa noche se celebraría además la esperadísima fiesta organizada por el nuevo inquilino, un rubicundo americano fallecido prematuramente a causa del exceso de colesterol.
Dicen que el ser humano es capaz de adaptarse a cualquier ambiente o circunstancia. Este relato es la prueba, además de una lección para tomar la muerte, en el sentido de paso a otra dimensión, con naturalidad y hasta buen humor.
ResponderEliminarUn saludo, María