La factura
Ella estimula su imaginación y complace sus fantasías.
Mientras le habla entre gemidos al oído, él desciende hasta los infiernos del placer consigo mismo, mojando su mano.
Justo a tiempo, el piiiii prolongado en el teléfono le hace salir de ese trance.
Semanas después: factura por servicio de sexo telefónico.
Semanas después: factura por servicio de sexo telefónico.
Supongo que nuestro protagonista tendrá un manos libres.
ResponderEliminarSugerente relato, Selene.
Un saludo.