Metamorfosis
Tumbado en el catre, miraba un desconchón del techo. Llevaba horas allí. Fue hacia la ventana, pero Franz no veía caer la nieve. La frase surgió y la atrapó. Se sentó y escribió toda la noche como un autómata. Amanecía cuando regresó a la cama, enfebrecido, exhausto y completamente feliz.
La inspiración, ese raro momento que a veces toca a ciertas personas, es capaz de suscitar una actividad creativa impetuosa, como es el caso de tu protagonista, convertido de repente en una máquina engrasada para escribir una historia determinada. Franz Kafka imaginó a un hombre que amanecía convertido en insecto tras un sueño intranquilo.
ResponderEliminarBuen homenaje a un clásico imprescindible.
Un saludo, Valle
¡Voy a tumbarme un rato a ver si me surge la inspiración! Si ese es el truco para escribir la Metamorfosis, me pongo manos a la obra inmediatamente. Me ha gustado tu homenaje a Kafka. Un abrazo, Valle.
ResponderEliminarGracias a los dos. Kafka es un escritor tan intrigante ¿verdad?
ResponderEliminarEl proceso creativo es un gran misterio. Para una aficionada, como yo lo soy, he intentado descubrirlo en la lectura de autores que nos han regalado sus hábitos y sus consejos. Lo único que tengo claro es que hay que intentarlo juntando letras y desechando la mayor parte de ellas. Pero tu protagonista está en estado de gracia y cuenta con un gran talento literario, uno de los más destacados del siglo XX.
ResponderEliminarBello homenaje a Kafka, Valle. Besos.
Si. Creo que existe un tipo de creador, el artista loco, que únicamente consigue salir de si mismo y de su locura creando. Es lo único que permite dar a su alma atormentada un respiro de felicidad... quizá.
ResponderEliminar