No todo cabe en 50
Aprendió a sintetizar. Ahorraba palabras en cada escrito. Hacía sólido lo que antes era un humo disperso.
Pero las letras guardadas se aliaban, formaban frases, párrafos enteros. Pugnaban por hacerse visibles y ser leídas. Cuchicheaban entre ellas planeando dónde y cuándo sería el mejor lugar para hacerlo.
¡¡En los comentarios!!
Pero las letras guardadas se aliaban, formaban frases, párrafos enteros. Pugnaban por hacerse visibles y ser leídas. Cuchicheaban entre ellas planeando dónde y cuándo sería el mejor lugar para hacerlo.
¡¡En los comentarios!!
No, no creo que sea en los comentarios dónde se hacen visibles estas palabras. ¿Y si fuera en boca de los múltiples colaboradores televisivos?
ResponderEliminarGracias, María.
¡Ah¡Pero muchas de esas no tendrían sentido. Pobrecitas, prostituidas en "Hombres, mujeres y viceversa"(siempre me he preguntado quién seria el tal viceversa...).
EliminarUn saludo, Manuel.
Efectivamente María, muchas veces hay que realizar un fuerte ejercicio de síntesis para condensar el relato que se nos ha ocurrido, pero eso forma parte del encanto de estos micros, el que solo se pueda esbozar una idea, que el relato solo sea un bosquejo hace que el lector tenga completa libertad para llevarlo a su terreno y completarlo con sus propias ideas y vivencias.
ResponderEliminarPor otra parte, siempre nos quedará la posibilidad de completarlo en las respuestas de los comentarios de los lectores, eso sí, siempre que alguien se tome la molestia de comentarnos.
Magnifico y original relato, donde se demuestra claramente que las letras tienen vida propia
Me alegro que siempre te queden algunas pugnando por salir, por si cualquiera de ellas necesitase alojamiento, yo estaría encantado de dárselo.
Un saludo (aunque me pase de las cincuenta)
"Hablo tanto, que si me callo me salen subtitulos", jejeje, eso me pasa con las letras. Aunque a decir verdad, yo soy de menos palabras en mis micros, aquí he de redondear.
EliminarGracias por la oferta, Irreverente, y no, no me importaría compartir algunas contigo (¿25 y 25? igual hasta sería divertido)
Un saludo (Ir)reverente.
No me toques las palmas que me conozco, cuando quieras acepto el reto de la publicación compartida.
EliminarPues ya mismo. Solo dime cómo hacemos para que se encuentren.
EliminarUn relato de cincuenta palabras es todo un reto, en el que nada debe sobrar ni faltar. Esos pocos vocablos pueden ser el caldo de cultivo de muchos y jugosos comentarios, ya sin ningún límite, las palabras que se contienen nunca mueren, no son sobrantes condenados al olvido, sino que acaban por encontrar una vía de salida.
ResponderEliminarEste cincuenta a mí me parece un buen homenaje a esta página que es parte de nuestras vidas, que nos invita al reto de sintetizar, en la que no dejamos de aprender y, sobre todo, de disfrutar.
Un abrazo, María
Hemos aprendido a contar, ya podemos decir que el 50 forma parte de nuestra vida (uis, la ultima cifra de la lotería)
EliminarA mi me ha costado reunir las cincuenta en más de una ocasión, lo mio es la super sintetización. Pero es muy divertido. y además os he conocido, asi que...
Un abrazo, Ángel.
Y aqui en los comentarios podemos extendernos sin contar hasta 50 para no pasarnos.
ResponderEliminarSeguro que todos y todas los que comentamos, nos hemos visto reflejados en tu relato.
Me ha encantado leerte María.
Un beso
Gracias, Pilar, el placer es mio al saber que te ha gustado. Y es cierto, en los comentarios no llevamos la cuenta, aunque sería otro buen ejercicio, jejeje.
EliminarUn beso, Pilar.
Pues aquí estamos todas las palabras insurrectas :-)
ResponderEliminarBuen relato, escrito con oficio, ingenio y sentido del humor. Enhorabuena.
Un abrazo, Au.
¡Ja,ja,ja! ¡Y que no falten!
EliminarMuchas gracias por esos piropos (Vaya, me has dejado sin palabras...xD)
Un abrazo, Au.
Original María, está bien salir de temas tristes y puntiagudos ( yo soy el primero que escribo de ellos ) y dar una vuelta de tuerca que aporta frescura.
ResponderEliminarUn saludo.
Pero poco, eh, que a mi me encantan esos temas. Aunque unas risas entremedias nunca vienen mal.
EliminarUn saludo, Jose Antonio.
Sintetizar es un ejercicio de escritura que nunca termina de aprenderse del todo. Esta página nos ha enseñado a poner el límite exacto de cincuenta palabras. Pero quedan muchas en el tintero, deseando salir a la luz. Cuando, hartas de su ninguneo, se rebelan, encuentran un espacio libre donde manifestarse, en la calle de los comentarios y respuestas, donde todos vociferamos nuestras interpretaciones o consignas.
ResponderEliminarPrecioso homenaje a esta página y a sus comentaristas. Felicidades, María. Besos.
Gracias, Carmen. Y que nunca falten espacios donde esas palabras tengan cabida.
EliminarBesos.
¡María! ¡Eso me pasa a mí cada vez que hago un cincuenta! Pero me sobran tantas, tantas palabras que tampoco comento... Las convierto en novelas.
ResponderEliminarUn beso.
¿ja, ja, jaaa!!!! Tú tienes incontinencia verborréica, si ya vas por el segundo. El otro día se te salían por la orejas...(eso da a entender que pronto habrá un tercero...)
ResponderEliminarUN beso, vecino.
Qué bien reflejado el contraste entre relato y comentarios. Qué gran homenaje a esa parte fundamental de esta página que la han convertido en un lugar de encuentro tan especial.
ResponderEliminarBravo, María. Felicidades por esta historia tan original.
Un abrazo.
Gracias, Antonio. Dices bien, los comentarios son esa parte que le da sentido y calidez a esas pequeñas joyas que escribís.
EliminarUn abrazo.