Ruptura
Cierto es que la seguía a todas partes, que grababa sus llamadas y revisaba sus mensajes, que le hice alguna foto cercana al indecoro y que, casi siempre, compartí sus secretos con mis compañeros... Aun así, no entiendo que me deje por otro solo por cuatro grietitas en la pantalla.
El mundo está lleno de enamorados que, en su mundo de fantasía, no alcanzan a ver que no les corresponden. Cuando reciben el rechazo frontal no solo quedan dolidos, también perplejos. Unas pequeñas grietas pueden llegar a ser grandes abismos. La tecnología, como tantas cosas, tiene su cara y su cruz
ResponderEliminarTe mando un abrazo grande, escritor-diseñador, también recuerdos y mis mejores deseos para el año que comienza.
Gracias Ángel, cuídate mucho. Nos vemos pronto, espero.
EliminarLa ruptura por una pequeña rotura. Después de aguantar el acoso y la indiscreción, un pequeño daño material es el detonante del abandono.
ResponderEliminarLo cuentas con mucha ironía, Ignacio. Los seres humanos somos así de absurdos; soportamos situaciones injustas sin rechistar y explotamos después por una banalidad.
Te deseo un magnífico año 2019 y te envío un doble abrazo de cincuentista y diseñador ilustre.
Gracias Cecé, igualmente. Y gracias por escribir (tan bien) para nosotros este 2019 (también).
EliminarIlustras muy bien una problemática por desgracia común, ojala mas de una se diera cuenta de esos pequeños detalles que tanto pueden llegar a decir.
ResponderEliminarBuen relato.
Un saludo.
Una ruptura injusta, si señor. Uno se enciende cuando se le requiere, se le manosea sin consideración, le meten por donde nos cabe el cable violador y cuando la cara se nos agrieta, siempre por algún descuido patoso, nos cambian por otro más joven y lleno de megas que les de nueva cobertura...
ResponderEliminarMe gustan muchos tus historias Ignacio y cómo las cuentas.
Feliz año bueno.
Un fuerte abrazo.
Es que sólo nos recuerdan por lo bueno, en cuanto se nos jode la batería vamos al contenedor más cercano... Por un sindicato de móviles unidos...
EliminarGracias Antonio, lo del cable violador es una genialidad.