Vacío
La sensación de vacío le roía sus entrañas cada mañana.
Al despertarse se abría un foso insondable a sus pies, empeñado siempre en atraparla.
Ella, aterrada, se asía con uñas y dientes a los pequeños asuntos cotidianos para evitar, así, caer en la red de su enemigo mortal, la depresión.
Ella, aterrada, se asía con uñas y dientes a los pequeños asuntos cotidianos para evitar, así, caer en la red de su enemigo mortal, la depresión.
Las actividades cotidianas, que nunca faltan, pueden enmascarar el vacío que sufre tu protagonista, pero nunca paliarlo del todo; vendrían a ser una forma de engañifa temporal. Todos buscamos la felicidad de una manera o de otra, se reconozca o no, y todos (y el que lo niegue no es del todo sincero) tenemos momentos mejores y peores, por las circunstancias y por nosotros mismos. En ese equilibrio siempre precario nos movemos. Seguro que tu personaje sabrá sacar partido a su vida interior y hallar el arrojo suficiente para seguir adelante, valorando lo que tiene, que seguro que no es poco.
ResponderEliminarUn abrazo grande, Gloria. Felices Fiestas.
Nos podemos dar permiso para "caer" en algunos malos momentos. Nadie es feliz por siempre y para siempre. Para valorarlos hemos de tener días de bajon, pero sabiendo que no pueden durar demasiado.
ResponderEliminarUn saludo, Gloria. Y felices fiestas.
Tu relato me ha recordado a esa parte de cañas y barro, la novela de Blasco Ibáñez, en la que el protagonista echa capazos de lodo en una zona anegada por la albufera, extraídos de otra zona de la misma albufera, y poco a poco la tierra va ganando terreno al agua.
ResponderEliminarLos asuntos cotidianos pueden llegar a llenar el vacío de la depresión, por profunda que sea. Solo hay que perseverar hasta que surja la tierra firme.
Gran relato, Gloria. Felicidades.
Un fuerte abrazo.
Nos das una buena receta para llenar el vacío que causa la depresión: Aferrarse a los pequeños, o grandes asuntos cotidianos. Si pusiéramos más interés en ellos, nunca nos invadiría la frustración.
ResponderEliminarFeliz 2019, Gloria. Un abrazo navideño
Yo distinguiría las épocas de vacío en las que la existencia parece carecer de sentido y nos invade la tristeza, de la verdadera depresión, enfermedad clínica tan disgnosticable como una diabetes o una gastritis. En el primer caso, hay que aferrarse a las rutinas y las tares cotidianas. En el segundo, no es cuestión de la voluntad del paciente, sino del tratamiento médico que necesita para atravesar un periodo duro y largo, pero que tiene cura.
ResponderEliminar¡Un Feliz Año Nuevo, Gloria! Mucha salud y mucho amor de familiares y amigos. Encantada de contarme entre ellos. Un beso enorme.