Acceso de nobleza
Su amor era un invento; su vida, una mentira. No tenía trabajo ni familia. Su coche era robado. Siempre llevaba peluca, y tenía la mirada azul porque utilizaba lentillas. Pero cuando aquella muchacha ingenua quiso hacerle compañía, le confesó, sinceramente, que bajo el traje prestado latía un corazón de plastilina.
Un relato para demostrar que todo el mundo tiene su corazoncito, aunque sea de plastilina. También, que incluso quien ha hecho de su vida un escenario de falsedad puede llegar a ser sincero. Si es cierto que el amor mueve montañas, bien puede desmontar en un momento una vida fingida. Un soplo de aire fresco disipa el humo.
ResponderEliminarUn abrazo, María José
Tierna la caída del disfraz de este personaje que tiene el corazón de plastilina y en la sangre la noble intención del que es capaz de guardar aún el bagaje de la honrosa dignidad. Curioso personaje entre la realidad y la ficción.
ResponderEliminarUn abrazo, María José, espero que volvamos a leernos por algún que otro lugar.