El precio de la libertad (de fábula II)
El figura había sacado una espada, así que improvisé una huida e intenté encaramarme a la grupa de un parapetado equino que, malinterpretando mis intenciones, de una coz pulverizó toda mi bravura.
Tuve suerte y decidieron devolverme a la dehesa donde seguiré envejeciendo, aunque ahora muja dos octavas más agudo.
Tuve suerte y decidieron devolverme a la dehesa donde seguiré envejeciendo, aunque ahora muja dos octavas más agudo.
La coz se la podría haber llevado el figura, a ver si se retiraba ya.
ResponderEliminarCon un toque de humor salvas a uno de los pobres animales que todavía sufren tortura mientras otros, en teoría animales más evolucionados, aplauden.
Mi aplauso va para ti y tu forma de contar historias en 50 palabras. Uno de los autores de los que he intentado aprender y que de buen seguro voy a echar de menos seguir leyendo.
Un beso.
Refinadísima fábula animalista de humor.
ResponderEliminarPara partirse. ¡Cómo sale el pobre del trance!
Cuando la literatura se vuelve una forma de disfrute de mil pares.
Este micro tuyo, que te ha permitido completar la serie que abriste con el anterior, no hace sino reafirmarme en los elogios sobre tu forma de escribir que he apuntado en otras ocasiones (hace un par de días o así la última).
Regocijante despedida la tuya.
Gracias por escribir tan bien para nosotr@s.
Y un fuerte abrazo como siempre.
¡Qué sutileza de relato! Me quito y lanzo el sombrero. Impecable.
ResponderEliminarQuiero seguir leyéndote, así que, tú verás como lo haces!
Un fuerte abrazo, Antonio. Espero que, además de leernos, nos sigamos viendo.
Genial personificación animal con intento de huida accidentado, pero salvador. El final desvela el sentido del título, cerrando un micro redondo. Sutil manera de incitar a la reflexión, con un toque de humor. Enhorabuena, Antonio.
ResponderEliminarHa sido un placer leerte. Como ya se ha dicho en otros comentarios, me gustaría seguir leyéndote en otros foros.
Un fuerte abrazo.
Mira qué bien, a la dehesa a pastar, como tiene que ser. ¡Me he reído un rato imaginándolo buscando resguardo sobre el caballo! El figura se ha quedado sin lucirse. A ver si se retira también y deja vivir. Un fuerte abrazo, Antonio.
ResponderEliminarUn micro animalista con narrador taurino. Me encanta que el figura se quede espada en alto, como don Quijote y el vizcaíno cuando el segundo autor de El Quijote aún no había encontrado el cartapacio arábigo, y no pueda rematar la faena. Aunque accidentado, el animal se salva; ya lo anuncias en el título.
ResponderEliminar¡Bravo y olé por esta fallida corrida de toros y esta divertida y reivindicativa fábula! Antonio, espero seguir leyéndote con asiduidad. Tus micros son para salir por la puerta grande, únicos e inimitables. Un gran abrazo, amigo.
El precio de la libertad fue una coz en sus partes, una imposición dolorosa y con consecuencias de por vida, pero al menos puede contarlo y vive tranquilo en su dehesa; que sea tildado de cobarde poco importa. Tenía derecho a preservar su vida y, de paso, a sabotear la fiesta y a dejar al de la espada sin lucirse.
ResponderEliminarSerá un toro bravo, pero también tiene una parte entrañable que has sabido dibujar muy bien, con un humor inteligente, a la vez que elegante. La malinterpretación del caballo y el cambio de tono sonoro dicen sin decir y son en verdad tronchantes.
Qué decirte ya que no te haya dicho. Darte las gracias por todas tus palabras y por tu amistad, además de pedirte que no dejes de escribir.
Un abrazo fuerte, Antonio
Un relato donde la fiesta, sangre y vida se revuelven con hilarante ironía. Genial, Antonio. Permíteme que apunte la moraleja: "Tenor o barítono canta a la vida. Trotando o a lomas de corcel abraza la libertad", ja, ja, ja. Espero tener el inmenso placer de leerte en otros escenarios. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHa llegado la fiesta. Suena el clarín. En el ruedo templa la muleta de las letras el maestro Antonio Bolant. Ceñidos pases de pecho, ligeros trasteos o faena por naturales, la poética impone su liturgia, y cuando no, suena la ácida nota que pone a la crítica su nota de luz: la alegría de la risa y la sonrisa, que son contraste, toque de sal, de pimienta a todo relato y toda letra con que se adentra en los medios de Cincuenta.
ResponderEliminarEspero poder seguir diciendo "Olé" por otras plazas de la palabra al temple con el que tu pluma dibuja universos en el aire. espero no perderme ni una mágica faena de las tuyas, torero de luz.
Esto, mi afecto y un fuerte abrazo, amigo Antonio.
Señor Bolant, nadie trata los temas con esa elegancia con la que usted lo hace. Por eso y por mil motivos más, me rindo ante su arte, le hago la ola y ruego seguir leyendo sus letras por donde quiera que vaya dejándolas.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Malu.
Sí, por favor. Dinos dónde podemos seguir leyendo tus textos, porque veo que en el blog http://relatadosencorto.blogspot.com/ (al que lleva tu twitter) no hay entradas recientes.
Eliminar(Al final vais a obligarme a entrar en Facebook!)
Un beso.
Carme.