El puente
Ella era hermosa como el resplandor de la luna sobre la serenidad del mar. Esa noche, sin decir palabra alguna, tan solo con inquietas miradas, nos propusimos conocernos más. Debo admitir que recorrí con frenesí todos los caminos de su cuerpo, pero, lamentablemente, jamás encontré el puente hacia su corazón.
Es frecuente el desencanto cuando, en principio, solamente nos fijamos en el físico. A medida que hacemos el recorrido por la persona nos damos cuenta que no encontramos lo que deseamos.
ResponderEliminarDe la poesía romántica has pasado al más crudo realismo.
Suerte y un saludo, Manuel.