Fauna salvaje
Junto a bandadas de gaviotas planea sobre la península ibérica la silueta del poderoso buitre financiero. Aprovechando la simbiosis del relaxing cup, captura sus presas en el desprotegido ecosistema público. Depredador por naturaleza, se alimenta del tejido social privatizando viviendas y hospitales, haciendo peligrar el delicado equilibrio del hábitat democrático.
Qué bien lo has descrito, Manuel. Según la etimología más acreditada somos una tierra de conejos, pero con una admiración que raya en la idiotez hacia los buitres y las gaviotas, depredadores natos. En mi opinión, un cierre fantástico para esta página que se nos acaba. Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarTierra de conejos y un poco borregos también somos, sí. La cosa es que de blanditos, pecamos, y los buitres no se cortan al afilar sus garras y desgarrar la carroña; mientras más débil y desnutrida, mejor para él.
EliminarGracias por tus palabras, Pepe, va también, para ti, un fuerte abrazo.
Has elaborado una fábula animal de intencionada y lúcida crítica política. Las gaviotas corruptas, el buitre del sistema financiero, los vergonzosos anglicismos, la privatización de lo público, la degradación democrática... Y lo que se nos viene encima si no espabilamos.
ResponderEliminarUn micro redondo, reivindicativo y brillante, Manuel.
Felicidades y gracias por todo lo que has aportado a esta página, que es mucho: tus magníficos micros -en cualquiera de los temas y registros elegidos-, tus maravillosos y poéticos comentarios y tus regalos cincuentistas de final de mes. Espero seguir leyéndote en otros ámbitos, artista polivalente, querido amigo. Un fuerte abrazo y hasta pronto.
Será por que lo expresas de manera tan precisa, centrando y ajustando los calificativos al tema y la intención del micro, que es un gusto hoy, y lo ha sido siempre, recibir tu comentario, querida Carmen Cano.
EliminarQué importante has sido para mi desenvolvimiento en la página. Al principio, porque cuando unas palabras caen con buen ánimo en tu rincón son un subidón de energía para animarte con el siguiente; después, con un poco más de experiencia y reposo, porque además del calor de amiga de letras, se aprende de la sabiduría de tus análisis.Y, además, porque he contado en todos y en cada uno de los que he publicado con la presencia de tus palabras. Casi ná, decimos aquí abajo.
Eres de las personas a las que he cogido un montón de cariño, a pesar de que sólo hemos coincidido personalmente en la IV Quedada. Y te lo seguiré profesando y manifestando, porque voy a seguir tus publicaciones de relatos y poemas (ay, ese acento lírico tuyo que me puede)a través de tu cuenta de fb.
Así que hoy no nos despedimos, Carmen, más bien nos vemos en la red, pececillos de aire burbujeando al ritmo del teclado, deseosos de encontrar de nuevo a los amigos, como cuando aún no éramos digitales y quedábamos para salir con la pandilla.
Querida amiga, esto y un fuerte y cariñoso abrazo.
Hola Manuel.
ResponderEliminarNos has dejado de despedida con tu magistral estilo y uso de las palabras una visión acertada de la situación financiera que nos generan ciertas políticas (válida en sus dos acepciones) en este país. Este microrrelato no va de broma, el acierto que has tenido al utilizar el adjetivo del título, va de perlas para definir la actividad de esos buitres financieros a los que con gran tino denominas fauna.
De haber sabido que era el último relato que enviabas a cincuenta palabras, probablemente no habría sido el relato elegido, pero leyendo todos los que has publicado dan idea de la gran riqueza y sensibilidad que posees. Y esto va unido a la maestría que demuestras con los pinceles y la poesía.
Manuel, ha sido un honor para mí haber recibido tus sinceros comentarios y una suerte poder leer tus relatos. Seguiré disfrutando de tu ingenio y de tus escritos en otros lugares.
Un fuerte abrazo, Manuel
La banda sonora de este micro, Javier, sería la de "El hombre y la Tierra" de Félix Rguez de la Fuente y podría encuadrarse en los capítulos dedicados a la Fauna ibérica. De hecho, a medida que lo relataba me imaginaba el texto leído por su característica y marcada entonación. Después de enviarlo a Álex empecé a fraguar su continuación en una saga, pues la fauna política de este país da para una serie completa y varias temporadas. Y en ello estaba, dándole forma cuando Álex publicó la carta de despedida, así que no llegué a comunicarle que había decidido iniciar una saga/crónica/crítica para la que ya tenía dos títulos: "La víborilla trepadora" y "El politornitorrinco". De haber sabido que Cincuenta echaba el cierre, creo que como casi todos, me hubiera decantado por un homenaje más o menos emotivo, pero creo que es mejor así, porque eso ya lo hacemos en los comentarios y la chispa que más importa, la narrativa, queda fresca y viva, como si el mes que viene fuésemos a publicar de nuevo.
EliminarQue te sumaras a los comentarios de mis relatos ha sido una suerte para mí. Me encanta este intercambio que nos permite la página. Ahora no me prodigo demasiado por falta de tiempo, pero algún que otro mes, hice comentario, más o menos breve, a cada relato publicado.
Como te decía en otro no hace mucho, espero que coincidamos. Con este sí que cierro mi participación en Cincuenta.
Muchas gracias, Javier. Un fuerte abrazo.
Mordaz, aguda e inteligente critica de una situación presente. El símbolo de las gaviotas, y el buitre nos pone los pelos de punta en esta genial metáfora.
ResponderEliminarDiría que este micro es un brillantisimo broche de brillantes (valga la redundancia), para una joya de página.
Un gran abrazo, Manuel
María Jesús, tú eres responsable directa de haber hecho que mis ánimos crecieran después de cada relato al leer tus comentarios. Si no he cejado en participar mes a mes, ha sido por apoyos tan entusiastas como el tuyo. Hay comentarios que son como un abrazo cálido, como una palmada en el momento justo que te impulsa a dar el paso.
EliminarMuchísimas gracias por estar y por ser con tanto encanto. Seguro que nos leeremos nos comentaremos por otros foros y, ojalá, volvamos a encontrarnos. Será un momento para relatar, mejor dicho para celebrar.
Mil besos, María Jesús, y un fuerte abrazo.
Relato que alerta sobre lo desvalidos que estamos frente a “la fauna” que nos rodea, interesada únicamente en el dinero y el poder. Los derechos y el hábitat democrático corren peligro de caer en manos de verdaderos depredadores. Tu mensaje nos recuerda que su defensa nos implica a todos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Manuel. Ha sido un placer leerte en 50 palabras y espero seguir haciéndolo en otros foros.
En esas estamos, Josep. No habrá ecosistema social equilibrado si no somos capaces de poner a dieta a los depredadores más pérfidos. De momento, parece que casi todos estamos más pendientes de conseguir nuestra propia ración que de preservar el pastel común. Ojalá que este "salve sus pertenencias quien pueda" se reconduzca a "salvemos juntos nuestro ecosistema público". Mientras tanto, los buitres sobrevuelan...
EliminarUn fuerte abrazo para ti también, Josep, he disfrutado de tus relatos, de tus comentarios y has sido, como hoy, un placer darte respuesta. Que nos veamos, sí. Hasta pronto.
Una sutil y, literariamente hablando, refinada crítica política.
ResponderEliminarAcerada y contundente, con referencias duras como "depredadores", "buitres", agresores de la convivencia democrática...
Alusión que con las gaviotas y más específicamente el patinazo del "relaxing cup" de la que fue alcaldesa de Madrid, toma mayor concreción.
La belleza literaria es compatible con la dureza que implica la crítica social y política.
Es un microrrelato de interesante temática, distinta a la que nos has tenido acostumbrados hasta ahora.
En cualquier caso, enhorabuena, Manuel.
Y un nuevo fuerte abrazo, después del que, creyendo que iba a ser el de despedida, te di hace unos pocos días. Pero no importa, que te mereces muuuuuchos, campeón.
Los depredadores han tomado el poder creyendo que están en la jungla y deberíamos, rápidamente, hacerles comprender que se trata de hacer crecer un jardín donde el bien de los semejantes es tan importante como el bien propio, mandamiento y ley para que un ecosistema regado por la fuente prístina del bien común, se desarrolle sano, democrático y equilibrado socialmente.
EliminarHoy, sin embargo, todo se mira desde el prima del vil metal, lo intangible se devalúa, se sustituye por el bien material, lo común por el imperio de lo individual. Sálvese quien pueda y que se ahoguen los demás.
Así no vamos a ninguna parte, amigo Carmelo. Bueno sí, a la más tirana desigualdad. Y por ley de biodiversidad nuestro futuro está ligado al de los demás. De su bien se genera mi bienestar. La felicidad no mora en nuestras gordas e infladas cuentas corrientes y en las fructíferas inversiones en bolsa; crece mi bien cuando el canto de lo justo y de la bondad se entona para todos por igual, proveyendo a todos de espacio y expectativas para crecer y vivir con calidad y en libertad.
Hay mucha trampa al este del Edén, justo ahí donde imperan las leyes del Mercado global. Templos (países) convertidos en mercancía, seres humanos en moneda de cambio: mano de obra barata o esclava para producir poder y tecnología punta. Muros alzados allí donde las manos piden pan, refugio, compensación por tanto recurso natural expoliado...
Los buitres financieros no traen pan debajo del brazo, sobrevuelan los paisajes planeando su ruina...
Aquí lo dejo. Son notas estas de un simple aficionado, de un observador de campo, tal vez demasiado idealista, preocupado porque registra un ecosistema empobrecido cada vez más en su diversidad social (leánse derechos) en beneficio (subráyese material) de unos pocos.
Pero, en fin, no pierdo ni la ilusión ni la esperanza de que revierta el ciclo. La naturaleza es sabia, como zafio el mercado.
Quién nos iba a decir, Carmelo, que cincuenta palabras dieran para tanto... Cabe además, después de decirte "esto y hasta la próxima, otro abrazo fuerte, de esos que estos días nos estamos enviando de despedida.
Apreciado Manuel, grata sorpresa la de volver a leerte con un relato tan mordaz como original y lleno de razón para esta sociedad que nos ha tocado vivir.
ResponderEliminarMe gustaría que no fuera el legado que tuviésemos que dejar a nuestros herederos pero sobre eso no hay nada escrito.
Espero volver a leerte pronto en algún otro espacio.
Un abrazo.
Estimada Pilar, no es agradable el panorama precisamente, pero hemos de confiar en que a veces es el árbol el que nos impide ver el bosque, que derramar lágrimas nos impide ver las estrellas...Pero si no nos limpiamos los ojos, aunque sea con llanto, ay, ¿cómo entonces podremos apreciar su fulgor?
EliminarMuchísimas gracias por este y todos tus comentarios. Disfruté con ellos y con tus relatos. yo también espero encontrarte en otras páginas.
Un abrazo, Pilar.
Una denuncia sin paliativos y, a la vez, con gran finura y sutileza, del capitalismo salvaje, el que con la excusa de crear riqueza hace que las desigualdades sociales se acentúen, sin ningún miramiento hacia los más desfavorecidos, en una ley del más fuerte que, bajo la justificación e identificación con la selección natural, es del todo injusta.
ResponderEliminarTodos los extremos son malos. Tampoco el sistema político y económico contrario, aplicado de forma radical, ha demostrado ser la panacea. Al final, de una forma o de otra, parecemos condenados a la división entre élites y débiles. Lo ideal, nunca perfecto, sería tender hacia el término medio, respetando escrupulosamente el "delicado equilibrio" que mencionas entre público y privado, entre intervención dirigida o iniciativa particular, con la mirada puesta en el bien colectivo. Somos complejos y todo lo complicamos, tentados por el lado egoísta.
A través de símbolos reconocibles has trazado muy bien un ecosistema implacable, un ser humano condenado a la tensión constante entre fuerzas e intereses, con vencedores y vencidos. Una lucha total y eterna que no sabemos si seremos capaces de superar.
Si este fuese el último de los relatos de tu autoría que tuviera oportunidad de leer me pondría a llorar ahora mismo. Ya es muy triste (aunque del todo comprensible) la desaparición de esta querida página, pero la certeza de no poder disfrutar de tus letras y reflexiones no lo sería menos. Por suerte, no va a ser así.
Tu impronta de buen hacer y buen decir ha aportado calidad y calidez a Cincuenta Palabras, a quien tengo tanto que agradecer (a la página y a su creador), entre otras muchas cosas, haberte conocido.
Un abrazo muy fuerte, Manuel
Compartimos pareces y tristeza, Ángel. Esto que me ha pasado con Cincuenta y algunos de los cincuentistas, a los que considero ya amigos de letras, no me había pasado antes. Será que el medio condiciona el fin, será que nunca antes me mostré tanto a través de la palabra virtualmente, pero el caso es que habrá un antes y un después en mi vida cuando la página cierre. Hábitos nuevos se habían implantado en mi rutina. Lectura a los nuevos relatos, comentarios, lectura de otras respuestas, seguimiento del fin de mes...¿qué haremos ese primer día ya cuando el fin del mundo de Cincuenta haya llegado? No habrá más remedio que echarse a relatar para celebrar lo vivido, echarse a relatar por no llorar por lo perdido. Nos va la vida en ello.
EliminarGracias, Ángel, por tanto momento de palabras compartidas. Intercambios con personas como tú nos hacen sentirnos grandes por un instante, gigantes con pies de palabras impulsados a soñar.
Muy, muy fuerte mi abrazo para ti.
Un sugerente y mordaz título para adentrarnos en el hábitat de los carroñeros. La promesa como carnaza para alimentarse de ilusiones y esperanzas. Genial relato, Manuel. Será un alegría cruzarme con tus textos en otros caminos y un placer degustarlos. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarCarroñeros hacen fila para depredar lo que queda de los sueños, pero los sueños son palabras y no se pueden apresar. Se quedan con la cáscara. Las palabras van con las ideas, como semilla sembradas, volverán. Florecerán de nuevo primaveras.
EliminarOjalá nos encontremos y podamos celebrarlo. El encuentro, el resurgir de las flores y el ocaso de los carroñeros.
Gracias, Salvador, un fuerte abrazo.
Invirtiendo el título que has usado para tu magnífico relato, salvaje fauna la que nos sobrevuela dispuesta a clavar sus afiladas garras. Buena crítica social y política que sirve de colofón a la calidad literaria a la que nos tienes acostumbrados. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarAurora, lo que dijimos en el comentario de tu relato, nos vale para este. Soñemos que soñamos palabras donde encontrarnos. Un abrazo
EliminarGracias por tu sinceridad y tu estilo. Hay algo que se llama justicia poética, y cuando nos falla o anda a paso lento la justicia bueno es que podamos adelantarnos y poner un espejo delante de quienes parecen rezar mucho a Dios, mientras ponen una o mil velas al diablo.
ResponderEliminarUn abrazo fortísimo Manuel. Echaré de menos tus relatos.
Gran imagen, Manuel, la de estos diablos reflejados en los espejos. Harán trizas los cristales.
EliminarTambién yo echaré de menos tus relatos y la palabra ajustada de tus comentarios.
Un fuerte abrazo.
Al leerte te he creído.
ResponderEliminarHe visto a nuestro país tal como es. Tienes una habilidad natural para darle un toque plástico a tus relatos.
Gracias por enseñarnos tanto... en tus micros y en tus comentarios.
+1 !!!
EliminarGracias a ti, Salvador, cuando hay sensibilidad al otro lado, las palabras resuenan con el eco gigante que le presta el lector. He tratado de escribir con tacto y de leer atento. Me alegro que algo haya quedado.
EliminarNo nos perderemos la pista. Un fuerte abrazo.
Se nos pondría una sonrisa si no fuera que es para echarse a llorar.
ResponderEliminarMuy bien contado, como ya han comentado mis predecesores, siguiendo la línea a la que nos tienes acostumbrados.
Esta página está llena de maestros de la palabra precisa, tú eres uno de ellos. Gracias por tus relatos y tus comentarios todo este tiempo.
Abrazos mil.
Todo este tiempo ha sido tanto y ha pasado tan breve que me parece un poco mentira que a la página le queden días.
EliminarEspero que volvamos a vernos en alguna otra ocasión, M Carme.
Todos los abrazos los tomo y te devuelvo mil besos.
Fauna y flora invasiva y agresiva que no nos deja vivir...
ResponderEliminarMagistral, Mr. Bocanegra.
Un beso grande.
Malu.
Quieren pero no pueden atrapar la magia. Las hadas son fauna de otro costal. De donde tú, Hada Malu, sacas la luz.
EliminarMil besos.