La cajita fea (de fábula I)
Alguien recoge una cajita de plástico, negra, con botones, extraviada hasta entonces, mientras, perfectas, decorativas, las cajas vecinas cuchichean; menosprecian de nuevo.
La conecta a un altavoz y apaga la luz. Envuelta en lagos de cisnes, la música surge de su interior. Aquellas cajas oscurecidas detuvieron sus burlas, en seco.
La conecta a un altavoz y apaga la luz. Envuelta en lagos de cisnes, la música surge de su interior. Aquellas cajas oscurecidas detuvieron sus burlas, en seco.
El cuento de "El Patito Feo", con su enseñanza eterna, trasladado a otros personajes. Me atrevería a decir que el argumento ha mejorado, porque en el original el animal palmípedo muta en una variante más hermosa por fuera, mientras que la protagonista de tu relato, despreciada por su apariencia, atesora en su interior una gran belleza, tanta que hace apagarse al resto.
ResponderEliminarTan original como brillante. Una historia con gran valor en sí misma y con el añadido de formar parte de una serie. Una narración para todos los públicos y un ejemplo de cómo se puede homenajear a la buena literatura con literatura de calidad.
Un abrazo fuerte, Antonio. Por un 2019 con tus buenas letras
Gracias Ángel. ¿Qué serían de mis relatos sin tus comentarios?
EliminarOtro gran abrazo de vuelta
Con el permiso de Ángel, me uno a su comentario. La belleza interior no hace falta disfrazarla, si acaso mostrarla al mundo, cual caja de resonancia, con orgullo. La moraleja de tu genial primera fábula nos ha llegado alta y clara, Antonio. Esperando con entusiasmo las venideras. Un abrazo.
ResponderEliminarCierto, Salvador. Uno es como es, y si se es un mp3, feo y con botones, la belleza que atesoras es prácticamente infinita.
EliminarGracias por tu comentario y un gran abrazo.
Y de fábula te ha salido el micro. Enhorabuena, Manuel.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tu comentario Fina. Un fuerte abrazo.
EliminarAntonio,bonita fábula. Fresca.
ResponderEliminarLas cajas, como las personas, no son por lo que aparentan sino por lo que encierran. Por su verdad, su luz, su dignidad secreta, o sea, la música más o menos inspirada que llevan dentro.
Si bien una caja de música, dada su condición especial, es una caja de sorpresas que se desparrama como el aroma de una flor muy fragante, como el impulso de un escritor o escritora que tienen mucho que decir y compartir, como la propia magia siempre expansiva, sorprendente y derrochona. De hecho basta levantar la tapa de las cajas de música para desencadenar una verdadera fiesta para el espíritu de quien la goza... Gozar una caja, eso mismo.
Un fuerte abrazo y feliz año, artista!
Como siempre, tus comentario son música, Carmelo. Los echaré de menos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me ha gustado mucho esta fábula, tiene un ritmo y una delicadeza maravillosos. Enhorabuena y gracias por compartirlo, Antonio.
ResponderEliminarGracias por decírmelo, gran dama de las letras.
EliminarUn abrazo muy grande.
Personificas unos objetos para construir un gran relato, Antonio. El menosprecio suele ser ciego porque no deja espacio para casi nada más. Por eso, a veces, recibe una bofetada humillante. Es un gustazo ver como lo muestras. Enhorabuena. La serie promete ser una caja de sorpresas.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz año.
Gracias Josep, una vez más, por tomarte la molestia de dejarme tantos cumplidos.
EliminarYo también te deseo que tengas un gran año.
Un abrazo.
Ahora no podré quitarme esta imagen, trataré de mil maneras reconstruir esta cajita fea y musical, que me llevará a escuchar tal vez a Tchaikovsky. Es negra, tiene botones, es menospreciada por objetos más bellos y probablemente más modernos.
ResponderEliminarGracias por la intriga de esta fábula, Antonio.
Gracias a ti, Manuel. Aprecio mucho tu comentario.
EliminarUn fuerte abrazo.
Muy buena adaptación, ya estoy viendo el traje nuevo del emperador diseñado con una caterva de likes, jejeje
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué buen argumento sería ese para una historia, Jose. Ahí te lo dejo ;-)
EliminarUn fuerte abrazo, compañero.
Me parece una preciosa alegoría esas cajas, ese silencio, esa música con el lago de los cisnes de fondo.
ResponderEliminarAsí lo he visto yo.
Besicos, Antonio
Preciosa es la molestia de dejarme esas interesantes impresiones, Carmen.
EliminarUn fuerrte abrazo
Te has inspirado, al parecer, en El patito feo, uno de los cuentos de comienzo más triste sobre la marginación y el rechazo. Esta cajita negra es repudiada por las demás, hasta que se obra el milagro: de ella emana la belleza interior, cuyo símbolo es la música. No es casual, sino muy acertado, que sean lagos de cisnes, en doble alusión a la historia del patito y Chaikovski.
ResponderEliminarUn micro bellísimo y redondo, Antonio. Quedo a la espera de las siguientes fábulas. Un 2019 pródigo en letras y un fuerte abrazo.
Me alegra que te guste, Carmen.
EliminarBueno, ya sabemos que esto se acaba. sólo espero poder seguir leyéndote allá donde lo hagas.
Un fuerte abrazo.
Veo una mezcla entre el Patito Feo y la Canción "Cajitas de la Colina" (1969 Malvina Reinolds)
ResponderEliminarCajitas en la colina
cajitas de tiki - tak
son cajitas, pequeñitas,
cajitas todas igual...
Gran imaginación, Antonio!!
Feliz 2019. Besotes
Gracias por tu comentario y por esa canción que desconocía.
EliminarQue tengas un gran año, Olga.
Un abrazo.
Bonito relato con moraleja incluida, muchas veces el aspecto no nos deja el interior de las personas, pero es naturaleza humana y contra eso nada, o casi nada podemos hacer.
ResponderEliminarVeo que tu intención es comenzar una saga, aunque creo que no va a ser posible, pues ayer envié un relato y me ha contestado Alex que no admite nuevas publicaciones, una verdadera lástima, me gustaría haber seguido tus publicaciones de fábula, como suelen ser todas las tuyas.
Espero que nos leamos en algún otro lugar, mientras tanto recibe un fuerte abrazo.
Seguro que coincidiremos por ahí, Irreverente. Ojalá pueda ser en persona.
EliminarUn fuerte abrazo de vuelta
Dejaremos la música sonando como banda sonora de esta despedida anunciada. Llevo conmigo todo lo que he disfrutado de tus historias y de tus comentarios. Tanto la poesía como la apuesta por los valores esenciales en tus relatos, han sido motivo de inspiración y reflexión a la vez para mí. Conocerte y tratarte, recibir tus comentarios, ha sido un placer que aunque narro aquí a vuela pluma, ha sido una de las grandes cosas que me han pasado en esta página.
ResponderEliminarQuerido Antonio Bolant, sencillamente, gracias haber sido faro con tus palabras para las mías durante todo este tiempo que ha durado para mí la aventura de Cincuenta palabras.
Esto, y un fuerte abrazo. Espero que volvamos a encontrarnos.
No sé si he sido faro, en cualquier caso, de un velero con un imponente velamen que ha exprimido hasta el último pétalo de la rosa de los vientos.
EliminarSeguro que volveremos a encontrarnos. Mientras, ahí va mi abrazo.
La enseñanza de tu estupenda fábula me recuerda ese dicho tan sabio de que "las apariencias engañan". Pero no aprendemos, nos deslumbran continuamente brillantes oropeles. Una pena que no puedas continuar la serie, Antonio.
ResponderEliminarAprovecho la ocasión para agradecerte los comentarios que tan generosamente has hecho a mis relatos. Espero poder seguir leyéndote en otros espacios. Un abrazo.
No se trataba de generosidad, Juana, te lo aseguro, era admiración por una relatista con un talento inmenso.
EliminarYo también espero seguir leyéndote. Un besazo.
Un precioso cuento en el que, en lugar de un patito feo, escoges algo tan poético y maravilloso como una cajita de música, la más bella caja que se haya inventado jamás.
ResponderEliminarY de su engranaje se escuchará siempre la nana de un hombre bueno, compuesta por un trovador cuya pluma es tan grande y genrosa como su corazón.
Otro tesoro que me ha proporcionado cincuenta eres tú.
Un abrazo y no me despido, porque nos seguiremos leyendo y porque los amigos nunca se despiden, siempre están.
Un abrazo, genio.
Pablo
Nos leeremos, y nos veremos, y nos volveremos a leer. Y así, sobre un bucle sin despido, sobre todo lo compartido, quedará este increíble vínculo.
EliminarUn abrazo, amigo mío.
Original versión del patito feo, donde un altavoz que parecía soso aparece lleno de magia antes las cajas "bonitas" al descubrirse su verdadera razón de ser. (Y, además, le pones la música más adecuada).
ResponderEliminarHay tantos patitos feos por el mundo! Sólo tienen que encontrar su forma de brillar. Yo veo mucho brillo en tus relatos, me encanta como escribes Antonio. Sigue haciéndolo y, si puede ser, que lo leamos.
Un beso.
Carme.