La escena de un crimen
Las herramientas ya no estaban en su lugar, faltaban algunas. El sitio presentaba señales de un gran forcejeo. Al presenciar semejante desorden, sintió que sus esfuerzos habían sido inútiles. Las lágrimas recorrieron su rostro al confirmar sus sospechas: el robot yacía en el suelo, detrás de la barra, completamente desarmado.
Qué bueno encontrarte en esta página!. Lastima que le quedan días de existencia.
ResponderEliminarHaber aparecido tu cuento significa que estás bien y eso me alegra, después de las escaseces que está sufriendo vuestro País.
Respecto a tu relato, me ha parecido muy original y de actualidad por el espacio que están ocupando estas máquinas que van a regir el futuro. Seguro que se dictarán leyes protegiendo sus vidas.
Si hay algo que esté en mi mano para ayudarte, no lo dudes en exponerlo.
Saludos cordiales desde el otro lado del Atlántico.
LLegará un momento en el que las máquinas, más aún si tienen forma humanoide, serán tan parecidas a nosotros que podrán ser juzgadas por sus actos y. en correspondencia, tendrán derechos, por lo que desmontarlas o destruirlas será penalizable y equivalente a hacer lo mismo con un ser vivo. Estos robots tienen, al menos, una ventaja: sus piezas pueden ser sustituidas y reparadas, algo que no sucede con los humanos.
ResponderEliminarInteresante relato futurista, Óscar
No dejes de escribir. Un abrazo y cuídate mucho