La magia de un instante
Se sentía afortunado por haber sido trasladado a aquella ciudad de ensueño. Disfrutaba de sus jardines, calles, plazas; de nuevas amistades. Tan solo le apenaba la inmensa distancia que lo separaba de una vieja estación de metro donde, cada mañana, se le derretía el corazón al cruzarse con su mirada.
Relato que reivindica la magia, Pablo. Es difícil condensar lo que siente el alma en un instante. Y tú lo consigues. El corazón asoma en la mirada. Enhorabuena.
ResponderEliminarImposible acabar mejor una etapa. Ha sido un placer compartirla contigo, aunque solo hayan sido unos meses. Espero seguir disfrutando de tu magia en otros foros.
Un fuerte abrazo.
El placer ha sido mutuo, Josep María. Seguiremos disfrutando, de eso estoy seguro.
EliminarGracias por tus amables palabras.
Un abrazo.
Pablo
Hay veces que cincuenta palabras se dicen por sí solas sin necesidad de comentarios. Al menos, sin necesidad del mío. Grande, maestro.
ResponderEliminar/sp/
Siempre son necesarias tus palabras, Manuel. Tu comentario me llena, porque tú sí que sabes decir sin decir.
EliminarNos vemos pronto, genio.
Pablo
No hay sentimiento más hermoso que el amor, pero la miel puede tornarse hiel, cuando por algún motivo resulta no correspondido o imposible. Recuerdo, en alguna clase de catequesis de mi infancia, allá por el Cretácico, a un sacerdote decir cómo se imaginaba el infierno; según su intuición no consistiría en un reino de llamas y demonios con tridente, sino que bastaría con tener cerca e inalcanzable lo que más se deseaba. Tu protagonista poco puede hacer salvo suspirar y guardarse dentro lo que tanto quisiera compartir, un sentimiento agridulce que le ilumina el alma, al tiempo que se la estruja.
ResponderEliminarEste último mes merecía un doblete de tus incomparables letras y hasta más. Gracias por todo lo que has aportado a nuestra querida página y a nuestras vidas, que trasciende lo literario para adentrarse en un derroche de humanidad.
Eres un lujo, Pablo. No cambies nunca.
Un abrazo fuerte
Ángel, ese último párrafo que me dedicas, lo multiplicas por mil, y es para ti. Generoso, amable, siempre pendiente de todo, humilde y gran escritor.
EliminarMe gusta escribir al amor porque una mirada llena del mismo,conmueve las entrañas, al menos las mías. El amor está en muchos sitios, y en esta página se nota su inmensa presencia.
Nos seguimos leyendo.
Abrazo.
Pablo
Si tu protagonista hubiese conocido esta página quizás hubiese podido dar un salto desde ese cruce de miradas a un comentario que hubiese podido enganchar a la persona en cuestión. Pablo... gracias por haber ayudado a que esta página siguiese activa en estos últimos tiempos. Te sigo.
ResponderEliminarGracias a ti, Salvador, por tus escritos y tus éxitos. Por tu gran trabajo reconocido en muchos sitios, por amar tanto el teatro, la literatura y, en resumidas cuentas, el arte.
EliminarEn este país hace mucha falta gente como tú.
Un abrazo.
Estamos en contacto.
Pablo
Pablo, que inspirado "Cincuenta" te has marcado como despedida de esta fiesta que se nos acaba.
ResponderEliminarEse INSTANTE que describes es enorme, poderosísimo, como bien apuntas, mágico.
El instante preciso en que cada mañana la mirada de él se encuentra con la de ella y abrazadas danzan juntas en el aire durante un milisegundo infinitamente largo. Largo y ancho de pura maravilla y encanto. Tanto que retumba y retumba a lo largo de toda la jornada, incluida la noche.
Estos encuentros mágicos, afectivamente cósmicos, chispeantemente admirativos, muy felices, son intemporales y lo embellecen todo. Embellecen la vida y nos dan la lección impagable de cómo mirar y con quiénes cruzar la mirada para que acertemos a volar sin necesidad de alas ni de engorrosos trámites de aeropuerto.
Precioso!
Ahora sí, Pablo, agur!, que se dice en mi tierra.
De corazón.
Carmelo, como siempre, qué bien has explicado lo que quería transmitir. Te puedes llevar años disfrutando de cosas materiales, artísticas, o de cualquier cosa, pero el instante de una mirada en el momento oportuno, aunque dure un segundo,durará para toda la vida y el placer que se siente es inexplicable, e inmensamente mayor a cualquier otro placer conocido. Y yo he tenido la suerte de sentir esa mirada. Y espero que todos hayáis sentido un cruce de miradas que no ha necesitado palabras para quedarse anclada en vuestro corazón.
EliminarAgur, gran Carmelo. Estoy seguro que nos seguiremos leyendo. Siempre es un placer leerte.
Un abrazo.
Pablo
Cuando alguien es capaz de descubrir la chispa de vida que surge en un instante y la cuenta de esta manera se convierte en un mago. Y tú lo eres Pablo. Nos lo has demostrado en esos pequeños relatos que has ido dejando en esta joya de página que descubrí hace solo un año. Unido a tus sabrosos comentarios han sido para mí un acicate a la hora de escribir mis historias de cincuenta palabras.
ResponderEliminarTe estoy agradecido y espero seguir leyendo y disfrutando con lo que publiques en otras plataformas.
Gracias, Pablo. Un fuerte abrazo de despedida.
Muchísimas gracias por lo de mago, Javier. Da gusto leer tu comentario porque, aunque me parece exagerado, me reconforta mucho ver que algunos de mis relatos te han llegado y eso es lo que pretendo. Leí una vez que para hacer un relato había que imaginar una imagen y no pintarla, sino esbozar el efecto que produce. Esto es lo que he intentado siempre, muchas veces sin éxito, pero es un consejo que se me quedó grabado e intento llevarlo a cabo. En este, esa chispa se la debo a mi consejero, que no es otro que mi admirado Luis Landero.
EliminarEn cuanto a los comentarios, ya me hubiera gustado comentar más, pero la vida a veces no me da para más. Y por último, la culpa de que mis comentarios sean así la tenéis los que escribís esas maravillas. Después de leerlas, el comentario sale solo.
Un fuerte abrazo y nos seguimos leyendo.
Pablo
Tu micro es un canto al amor. No hay felicidad completa, por hermosa que sea su nueva vida, sin aquella mirada que le llenaba el corazón.
ResponderEliminarSolo le queda la nostalgia de ese recuerdo de instantes fugaces, pero de dicha completa.
Una belleza de micro, Pablo. El amor como centro de la felicidad verdadera. Sé que te seguiré leyendo, aunque nos despidamos -o todavía no- del formato cincuentista, que tantas alegrías nos ha proporcionado. Gracias por todo una vez más. Un beso .
Mi querida Carmen, claro que nos seguiremos leyendo, y yo aprendiendo de ti.
EliminarEl amor es el centro de todo, cuando existe, no hay problema que no se pueda derrumbar, cuando no lo hay, todo parece oscuro, hasta la más mínima piedra del camino.
Besos, enhorabuena por tus éxitos y seguiremos leyéndonos y viéndonos. Y escribe ese libro que a tantos nos gustaría leer.
Pablo
Magia es lo que haces tú cada vez que escribes un micro, querido Pablo.
ResponderEliminarEl amor, siempre el amor como base de una historia bonita y con alma...
Enhorabuena por dejarnos este instante mágico.
Un beso.
Malu.
Malu, el amor es el que aclara nuestros días más grises, la base de nuestra existencia, y muy apañado para agarrarlo, sentirlo, y crear una historia con él. Pero qué te voy a contar, si tú sabes mucho más que yo de todo eso.
EliminarBesazo, madrina. 😘
Pablo
Solamente puedo decir que estoy enamorado. Me he enamorado de esta situación y del relato que transmite tanto con tan solo cincuenta.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso. Gracias, Pablo.
Muchísimas gracias, Manuel. Pues para eso está escrito, para que nos enamoremos de esas situaciones tan sencillas y cotidianas como mágicas.
EliminarUn placer que te hayas pasado por aquí.
Abrazo y nos seguimos leyendo.
Pablo
A veces, la vida se concentra en un momento, en un pequeño espacio de tiempo que deja de ser fluido para solidificarse en una huella breve, pero no tanto que impida retener a la eternidad.
ResponderEliminarEl amor no es grandilocuente. No grita, ni corre; se cuela entre los detalles mínimos, desde la pequeñez de un gesto, de una actitud, de un acompañamiento. También se filtra en el eco de una palabra sentida, en el oleaje de una expresión de afecto, en un timbre de voz pausado.
Has escrito el relato número 50, querido Pablo, y precisamente de amor, no podría ser de otra forma; es como encajar la última pieza de un patrimonio inolvidable.
En este pequeño universo de momentos efímeros pero con memoria, varios de vosotros -estoy seguro que os reconoceréis en ese vosotros-, y sobre todo ese señor de la palabra como fue Eduardo, habéis dejado impreso para siempre una ensordecedora estela de 50 palabras.
Amigo Antonio, qué bien escribes, jodío. Como bien dices, el amor es ese detalle mínimo que te hace dibujar una sonrisa bobalicona que te dura para el resto del día. Lo has definido de forma magistral.
EliminarDéjame que te diga que en el último párrafo has cometido un pequeño error. Ese párrafo debe ir en primera persona, porque amigo, tú eres un pilar indiscutible en este pequeño gran mundo de cincuenta.
Un abrazo y hasta muy pronto.
Pablo
Siempre he defendido que todo es relativo. El tiempo es relativo, muy relativo; que se lo digan a un científico del Universo, a un historiador, a un corredor de 100 metros lisos o al que espera. La belleza es relativa,como se puede deducir de cada enamorado hablando de su amor. El espacio es relativo, porque cuán lejos le queda la estación de metro a tu prota y que cerca se divisa, al amanecer, Venus, que además de planeta fue diosa del amor.
ResponderEliminarLo que tb es relativo es tu literatura, porque a unos les gusta mucho y a otros, sin embargo, nos gusta muchísimo.
Amigo Pablo, no te digo 'ná', que luego 'tó' se sabe!
Como bien dices, amigo Isidro, todo es relativo, o casi todo. Tú, no. Tú eres un tío de verdad, que te muestras tal como eres, un tío cojonudo que siempre tiene una frase ingeniosa a mano para alegrar el día a los demás. Una excelente persona, como hay pocas, y un tesoro que me llevo de esta página. Soy fan de los bolos, porque todos los que conozco son insuperables .
EliminarNos seguiremos leyendo y viendo.
Abrazo.
Pablo
Ahora que está tan de moda la zona de confort, y salir de ella de vez en cuando a explorar, (y mira que yo soy fan de la zona de confort, la zona de confort está hecha de los logros cotidianos que ya conseguiste), he interpretado tu relato un poco así. Donde aquella ciudad sería la susodicha zona de confort, y aquella pasión sin resolver sería, ciertamente querer salir de esa comodidad para explorar una vida, y un romance nuevo.
ResponderEliminarEn fin, tú brillante como si Pablo.
Besos 😘
Gran interpretación, Raquel. El protagonista decidió irse a otra ciudad para, como bien dices, seguir en su zona de confort, logrando un ascenso en su trabajo, triunfando una vez más laboralmente. Pero, ay, los sentimientos no entienden de zonas de confort y esa mirada le perseguirá, y le provocará una punzada agridulce cada vez que la vea en su memoria.
EliminarUn beso muy fuerte, y otro para tu pequeñín.
Nos seguimos leyendo.
Pablo
Querido amigo Pablo:
ResponderEliminarDisculpa esta intromisión. Pero ¿quién mejor que tú para hacer llegar este comentario a su destinataria?
En esta ceremonia ruidosa de despedida, gratitud y contento general por lo vivido en esta página de nuestro admirado Álex, y de cierta nostalgia anticipada porque se apaga... hay una voz que muchos, creo yo, que echamos de menos desde hace unas cuantas semanas. Estoy completamente seguro que se debe a razones respetables y loables. Me refiero a las palabras, la presencia, de la compañera Patricia Richmond. Ella y su luz. Ella y su gallina Enriqueta sobre su cabeza.
Déjame, pues, Pablo que me cuele por aquí y dé rienda suelta, más que nada, a lo que me dicta el sentimiento de admiración y el afecto. Gracias!
ELOGIO DE ENRIQUETA
Patricia, simpatizo un montón con la idea y la imagen fantástica de la gallina que llevas sobre tu cabeza.
No es como un sombrero ni un adorno estrafalario que cabalgue tambaleándose sobre la testa. Ni a modo de estandarte. Es una compañía en toda regla, auténtica, tan airosa como amable, que seguro que te estimula desde el momento en que por sí misma evoca tantas (y creativas) cosas. Eso supongo.E imagino que ese será el principal motivo por el que le quieres tanto a Enriqueta, y ella a ti sin duda.
Además, no me extrañaría que tu simpática gallina, además de acompañarte, vigilara desde su atalaya por ti el horizonte y te informará de lo que de mayor interés atisbe. Que quieras que no siempre viene de maravilla, pues nunca se sabe por dónde pueden asomar los prodigios, que los peligros ya los olfateamos los humanos.
Patricia, sé que tú le hablas a ratos y si no le carraspeas o agitas levemente la cabeza para que lo note y sepa que te acuerdas de ella. Por su parte, Enriqueta te mueve la cresta o cacarea o se revuelve apenas haciendo así sonar de manera casi imperceptible sus alas envolventes.
Siempre sabéis ambas si la otra está algo mosca, preocupada, afectada por lo que sea, sumida en alguna ensoñación... Formáis un tándem sincronizado, cómplice y de relación muy cálida. No podría ser menos, pues Enriqueta es - ¡nada menos! - hija de tu sobresaliente imaginación calenturienta.
¡Besos para las dos!
Shhh... estoy secuestrada. Me tienen limpiando y ordenando y no me dejan abrir la boca. Pero por las noches me desquito, cuando no me ve nadie. Prometo despedirme antes del cierre. Perdónalo, Pablo, porque no sabe lo que hace, pobre... tiene ya el mono. Aquí me quedo, a lo mío.
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=TZFQgqhNoEI
Ahí tienes a la maga de las palabras, Carmelo.
EliminarEsta casa es la de todos, así que puedes entrar cuando quieras, y más si es para homenajear a Enriqueta.
Abrazos y besos a los dos.
Pablo, gracias por la rapidez en la transmisión del mensaje a Patricia y Enriqueta.
EliminarSí. Pues va a ser que sí. Lo del mono. Mono anticipado en cinco días, pero mono.
Yo os envío un abrazo a los tres!
Pablo, creo que esto se está poniendo mal, muy mal.
EliminarAcabo de levantarme de la cama en pijama con principio de insomnio, que no sé si es uno de los síntoma que acompaña a mi mono de marras.
Y me hago la inquietante pregunta de si acaso muchos de los "cincuentistas" estemos en un estado emocional, por la cosa, que recuerda al estado de SHOCK.
Ozú!!!
¿Estado de shock más o menos colectivo? Espero que no o no mucho, o sea, leve y pasajero. Toquemos madera.
Sin embargo, atando cabos, recojo de bastantes recientes microrrelatos pistas "raras". Veamos. A uno le han diagnosticado mono, al otro que su relato es un poco delirante, otros evidencian tristeza, desde luego, frustración no suficientemente digerible; en muchos caso, desconcierto, incertidumbre propia del que se pregunta "¿y ahora qué va a pasar?" y otras preguntas raritas; sentimiento de orfandad, incluso nostalgia anticipada, fenómeno - si bien se mira - insólito, como el mencionado del mono,si aparecen tan precozmente. Etcétera.
Huy, huy!!! A ver si el día que se cierre esta página se hace (absolutamente) necesario tener que abrir un sanatorio mental... Preocupante, muy preocupante.
El cruelmente asesinado Víctor Jara, en su preciosa canción, Te recuerdo Amanda, decía aquello de la vida es eterna en cinco minutos. Y Gohete, en su Fausto, decía: ¡Instante, detente, eres tan bello! Y tal es lo que tú transmites en este microcuento: la intensidad de un instante que es único.
ResponderEliminarY desde luego, en la vida de la mayoría de la gente habrá habido instantes que rozaban la eternidad, pero luego, el olvido, que como dice el tango Volver, todo lo destruye, nos devuelve a la rutina de los días, nos va cubriendo de polvo como a los libros que reposan en las estanterías, se nos hace postilla sobre la carne viva que suponía ese sentimiento grandioso que no encontró su culminación.
Nuestras vidas suelen desarrollarse en muchos lugares, y eso las hace muy diferentes de las vividas antaño por otras gentes que nunca salían de su pueblo, su ciudad o, incluso, yéndonos más atrás en el tiempo, de su horda o de su tribu.
Ahora, y supongo que eso irá cada vez a más –quién sabe si los humanos del futuro no desarrollarán sus vidas en diferentes planetas- vivimos en muchos lugares, tenemos muchas experiencias, conocemos a muchas personas, pero también vamos dejando atrás, a veces de forma irrecuperable, muchas vivencias, amistades y amores que nos gustaría tener a nuestro lado.
Tal parece que le ocurre al protagonista de tu microcuento, el cual está contento por ese traslado que le ha conducido a una ciudad de ensueño donde todo parece ser mejor que en su anterior residencia, pero algo no ha podido llevarse a ese nuevo lugar donde va a desarrollarse su vida: una mirada, una mirada que, siendo tan poca cosa, durando tan poco tiempo, tiene tal intensidad que no volver a verla significa una gran pérdida, un paisaje de melancolía en su alma.
Ese es el enigma de los sentimientos que en vano busca la ciencia, que con todas sus pruebas y aparatos es incapaz de discernir, y sobre los que dicen mucho más la literatura, la música y las artes. Ese es nuestro gran misterio, el misterio del desconocido que llevamos dentro, ángel y demonio tantas veces. Ese misterio que tú con tu sensibilidad y sabiduría nos has mostrado en muchos de tus magistrales relatos, incluyendo este último.
Un abrazo fuerte, Pablo.
La introducción de tu comentario ya es para enmarcar. Nombras a Víctor Jara y su canción más famosa, que precisamente usé en un relato, no hace mucho, en otra web, a Goethe y a mi tango favorito para explicar con esa cultura que nos ilumina esa chispa que queda dentro de una vida llena de varias vidas.
EliminarEcharé mucho de menos estos comentarios, querido Enrique, porque de todos he aprendido, y han sido un placer leerlos.
Nos leemos pronto, Protoplasto.
Te envío un fuerte abrazo para Burgos.
Pablo
Pablo, pintor de sentimientos con palabras, trobador de quereres explicados en dosis de 50, ternura capturada y mostrada desde los personajes de tus micros... Sigue contándonos sobre amores y miradas de esta forma que tú sabes. Si no puede ser en esta página, en otras, que queremos seguir leyéndote!
ResponderEliminarUn beso y un fuerte abrazo.
Carme.
Leo tu comentario y siento que algo se me estremece dentro. Desde luego, como siempre he repetido, el verdadero premio de escribir en esta casa es recibir comentarios como el tuyo, que me provocan un cosquilleo en la mirada y empuja a la emoción.
EliminarSeguiré escribirlo, siempre que tú también lo hagas. A mí me merece la pena cuando detrás de mis letras hay gente leyéndome tan maravillosa como tú.
Un petó, Carme.
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