Relatividad cotidiana
Según Marta, la mosca habría estado meses sorbiendo mi café esta mañana, años sobrevolando la cocina y semanas en mi puño antes de huir despavorida.
"Va para dos minutos que no respondes a mis mensajes —le he bromeado en el último—, considerando como un solo día toda la era cristiana".
"Va para dos minutos que no respondes a mis mensajes —le he bromeado en el último—, considerando como un solo día toda la era cristiana".
Maestro del tiempo y de sus paradojas, me dejas anonadado con la facilidad que tiene tu pluma para conciliar tiempos disímiles en un mismo relato y darle el sentido preciso para que su historia toque piel en la emoción y al tiempo te arranque una sonrisa.
ResponderEliminarDe ti no me despido, Enrique, sé que voy a seguir leyendo tus creaciones por distintos lugares. Acabo de leer otra vez tu relato finalista en ENTC, así que enhorabuena por partida doble, la relatividad se apunta un tanto absoluto en cuanto decides abordarla como cuestión de vida.
No pierdo la oportunidad de enviarte un penúltimo abrazo desde Cincuenta. Este cierre de página resultará tan relativo como el tiempo para el lector estático en que vamos a convertirnos. Siempre que volvamos a leernos estaremos leyendo un ayer que sigue siendo presente en nuestras historias.
Grandes son las palabras cuando tú las tocas, Enrique. Esto, y un fuerte abrazo.
No dejas de asombrarme nunca, Manuel. Tu generosísimo comentario no solo me ha erizado la piel sino que también me ha dejado boquiabierto por tus extraordinarias capacidades. Con tu modo de expresarla, mi actitud al escribir parece cobrar una dimensión mucho mayor que la que tiene. Grandes son tus letras y también las numerosas artes que posees.
EliminarYo aún no me he hecho a la idea del apagón de Cincuenta Palabras, pero intuyo que va a ser muy desolador para la mayoría, independientemente de que sigamos en contacto. De ti espero, por supuesto, seguir viendo tu pintura y tus letras, disfrutando de ambas junto con tu amistad, y que tengamos más ocasiones de vernos en persona.
Muchas gracias por esta gran muestra de tu amabilidad y otro fuerte abrazo para ti.
El tiempo ni se detiene ni varía, por mucho que sintamos que no transcurre igual durante una tediosa reunión de vecinos que en una actividad placentera; un minuto en una montaña rusa puede ser muy largo. Regla de tres: si más de dos mil años lo hacemos equivalente a veinticuatro horas, dos minutos en el mismo contesto sería un periodo muy prolongado. Nos gusta que todo el mundo, quizá aún más los allegados, estén a nuestra disposición de forma continua; cuando no responden de inmediato a nuestras llamadas o requerimientos la impaciencia entra es escena.
ResponderEliminarNo sé cuánto tiempo tardas, pero sí que sabes sacar jugosas historias a partir de un simple detalle.
Este formato y esta página que tantas alegrías nos ha dado se termina, no así su recuerdo y las buenas experiencias acumuladas en ella. Tampoco, por fortuna, tus letras y tu amistad, que valoro mucho.
Un abrazo fuerte, Enrique
No soy muy rápido escribiendo, Ángel, más bien lo contrario, y este relato, por si no se intuía, se originó a partir de una frase de rec. Me salió entonces una propuesta con la que me quedé contento y que, al no ser seleccionada, decidí adaptar a este formato. Una vez publicada aquí, tras despojarla de cierta información, me queda la duda de si en el primer párrafo se entiende que hablo del tiempo comparado con la corta vida de la mosca (quizá debiera haberlo dejado más claro). De todos modos me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarCreo que la idea de que la amistad que nos ha proporcionado la página va a perdurar nos hace ver el final de este ciclo con más optimismo, aunque, como le decía a Manuel, tendrá un aspecto desolador que será inevitable.
Ya sabes que yo también valoro mucho tu amistad y tus letras. Hagamos que ambas cosas continúen siempre.
Un fuerte abrazo, Ángel.
Estaría toda la era cristiana leyendo Micromochones y nunca me cansaría. Juegas con el tiempo, la relatividad y la sencillez. Brillante. Como siempre. Eres único. ¡Qué buena herencia de Micromochones dejas en esta página!
ResponderEliminarNos seguimos viendo, maquinista de la palabra.
Abrazo, Henry.
Paul
Será siempre para mí un honor que en su momento bautizaras mis relatos. Es como si hubieses creado una humilde denominación de origen a la que me debo. Lástima que tantas veces no haya estado a la altura de las circunstancias, ;-). Tú sí que dejas un gran legado en Cincuenta Palabras, literario y humano. Por supuesto que nos seguiremos viendo y leyendo, amigo, boticario de fórmulas magistrales; en cada momento te siento presente a un solo toque de teclado.
EliminarUn fuerte abrazo, Paul.
Ya lo dijo aquél, todo es relativo. Pero tus relatos superan la relatividad y se convierten en absolutos micros que me dejan admirado y reconocido por tu dominio de las letras. Te envío un fuerte abrazo y la ilusión de vernos en próximas ocasiones, bien sea en Massalfassar como en Sagunto. Abrazos!
ResponderEliminarMuchas gracias, Pepe. Tus comentarios son siempre estimulantes para mí, pero sobre todo cálidos por la humanidad que se esconde tras ellos. Comparto tu ilusión de vernos lo antes posible y espero poder acudir a tu “maratón” de Massalfassar del próximo 16 de febrero. Por ahora solo sé que me toca trabajar, así que solamente podré ir si entro de tarde. Un fuerte abrazo hasta entonces.
EliminarJuegas con la relatividad temporal de tal manera, que sumes al lector en un laberinto de infinitas variantes. Y no sé muy bien si te conocí antes de mi propio nacimiento o si hace unos segundos que hemos compartido mesa en Madrid. No es, pues, una despedida, Enrique. Tus micros traspasan los límites temporales habituales y hace nada que un niño contemplaba el paso del tiempo en las briznas de heno de un carro. Enhorabuena por tu ENTC. Solo quedan unos minutos hasta un nuevo encuentro; otra cuestión es que me puedan parecer larguísimos.
ResponderEliminarHasta ahora mismo. Un fuerte abrazo.
Qué ingenioso y al mismo tiempo entrañable ejercicio has elaborado, Carmen. Nuestras vidas quizá no se pasen “volando” como las de las moscas, pero tampoco tan despacio como quisiéramos, así que convendría utilizar en lo posible esa facultad de la mente para relativizar para bien la duración de lo que nos vaya tocando vivir. Nada fácil, por cierto, teniendo en cuenta que estas cosas suelen ir al contrario de lo que se desea.
EliminarEsperemos, pues, que la espera para vernos de nuevo sea breve en términos absolutos. Mientras tanto te mando también mi agradecimiento y mi enhorabuena por tu fantástico en todos los sentidos cuento de brujas en ENTC. Mucha suerte en esa final sacada de la votación del superjurado.
Un fuerte abrazo.
La creatividad, humanidad, valentía, originalidad y exquisitez son ingredientes fundamentales en todas tus historias, Enrique. He disfrutado y admirado tus relatos a partes iguales, como este juego de tiempo e imaginación entre tus dos personajes en el que es inevitable no sentirse cómplice.
ResponderEliminarTu enorme talento me ha enseñado las posibilidades de un pequeño manojo de palabras, también que no hay límite, que se puede encontrar la excelencia sin importar el espacio del que se disponga.
Gracias por tanto.
Espero que tengamos ocasión de vernos de nuevo en persona, ya sabes que ando cerquita de ti.
Un fuerte abrazo.
Bueno, Antonio, me dedicas palabras que yo también puedo decir perfectamente de ti, para empezar sólo, porque seguiría añadiendo piropos hasta hacer una larguísima lista. Para mí, publicar en Cincuenta Palabras supuso un importante cambio, pues hasta ese momento pocas veces había enviado relatos que quedaran expuestos a la vista de todos. Y si a eso unimos la interacción que esta página ha favorecido entre nosotros, resulta que seguramente todos hayamos aprendido de los demás, pero sobre todo de gente como tú, y debes saber no lo digo por corresponder. Tus relatos aquí han recibido altísimos elogios que yo suscribo uno por uno, y una de las conclusiones más valiosas (por nombrar solamente una) que he sacado de ellos es que siempre hay una forma más bella de contar lo que uno quiere, y que es algo que tú tienes muy en cuenta. Nos quedan muchas cosas de las que hablar y confío como tú en que nos veamos pronto aprovechando que estamos cerca.
EliminarGracias a ti por todo y un fuerte abrazo.
Parece sencillo construir este micro, pero es de una complejidad grande.
ResponderEliminarMe ha parecido soberbio, tanto la descripción de la vida de la mosca como
el desenlace sorpresa que le has dado.
Enhorabuena por tus aportaciones que nos han hecho pasar tan buenos ratos y aprender de tu forma de contar.
Un abrazo afectuoso, y hasta más ver o leer.
Mucha gracias, María Jesús. Creo que eres una de las personas que más admiro y respeto en este mundo de las letras, motivo por el que tus elogios siempre me han resultado muy gratos. Solo tengo elogios para tu forma de escribir, siempre bella y de contenido profundo, así que permíteme que te dé también mi enhorabuena. Espero que nos sigamos leyendo y comentando, y si nos vemos, pues mucho mejor.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y hasta pronto.
La sabiduría y la sencillez, la maestría y la humildad, la creatividad y la modestia; la magia vive en ti, querido Enrique. Si no existieras habría que inventarte porque yo ya no sabría vivir sin leer MicroMochones.
ResponderEliminarUn lujo haberte encontrado.
Un favor: sigue siempre embelesándonos con tus letras.
Mil gracias.
Beso grande.
Malu.
Encontrar a alguien que te diga todo esto desinteresadamente sí que es un lujo, querida Malu. Y más si es de la grandeza que tú tienes en todos los aspectos, incluido tu profundo sensible e intimista modo de escribir. Como es natural, discrepo de todas estas cosas que me dices. Muchísimo tendría que andar para merecerlas, pero valoro muchísimo tu amistad y también el saber que cuando publique algo por ahí puedas estar tú para leerlo, así como que yo pueda leer con asiduidad tus joyas. Eso y que podamos vernos en infinidad de ocasiones más.
EliminarMuchísimas gracias por todo.
Un beso fuerte, Malu.
Enrique
Ciertamente el tiempo es relativo, nosotros observamos la efímera vida de la mosca, pero para las estrellas somos insignificantes, un soplo fugaz en el tiempo. Un relato que nos empuja a reflexionar sobre los pequeños instantes que conforman nuestra existencia, y que a final nos regala una sonrisa. Genial, Enrique. Esta página amiga se cierra, pero será un placer seguir leyéndote en otros escenarios. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Salvador. Una lectura muy acertada de mi intención al escribir el relato. Un poco de perspectiva ayuda siempre a relativizar cuanto nos rodea y a tomar de paso una concepción más profunda de las cosas.
EliminarPor supuesto que seguiremos leyendonos en otras páginas; el placer será mío, y nunca mejor dicho que después de haber disfrutado de tu magnífico "Silencios". Me ha encantado, además de asombrarme lo bien que has encajado las dos frases. Enhorabuena por tan merecido premio.
Un fuerte abrazo.
Enrique