Sin palabras
Ninguno de los dos musitó ni una sola palabra. En un arranque de furia, todo se dijo en un instante. Todas esas falsas sonrisas terminaron en el bote de la basura. La ventana se cerró de golpe. Quizás mañana ya habría tiempo para que el sonido volviera a la vida.
Muy buen relato Patricia. Me has dejado sin palabras Jajaja
ResponderEliminarUn hasta siempre, casi casi un hasta luego. Como diría aquel personaje de los Simpson: "Hasta que nos volvamos a oler".